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3 El Milagro de la SolidaridadTras los precedentes datos introductorios, nos proponemos ahora ofrecer unas líneas generales para la reflexión de grupos o para organizar una celebración con motivo del Domund2[1]. q Testimonios Cuando hablamos de «pobres» refiriéndonos a la gente de Espungabera, en Mozambique, me siento mal. Sí, son pobres en cuanto a cosas materiales. Pero ante ellos, ante esa fuerza interior que les mantiene de pie en su lucha por vivir, soy yo quien me siento pobre. Tengo muchas «cosas» si me comparo con ellos, pero ellos son más ricos en su «ser», en su humanidad, en su sencillez básica. A los sencillos de corazón se dirigen las palabras del Señor y, además, las comprenden mejor. Montserrat Roset (Mozambique) Lo más duro es darte cuenta de que al final sigues siendo diferente a ellos... Luchas por ellos, por ser como ellos, por compartir todo, por entregarlo todo, por aprender su cultura, por tantas cosas que, al final, lo más duro es darte cuenta de que siguen siendo diferente a ellos, que cuando las cosas llegan al límite de los límites siempre hay alguien esperándote al otro lado de la frontera para cobijarte, mientras que esa gente, a la que inevitablemente amas, queda allí, a expensas de la violencia... [...] Es duro, pero hemos elegido esta vida, que también conlleva ser testigos en medio de la violencia. Nadie busca que le secuestren o tener que salir huyendo a través de la selva, pero son consecuencias lógicas que se derivan de nuestro compromiso y del estar en países de guerra. Luis Pérez-José Mª Caballero-José Ángel Aguirre (Sierra Leona) q Dos historias y actitudes personales He aquí dos historias o parábolas que ponen de manifiesto dos tipos de actitudes frente a los demás. La hermandad teórica requiere una práctica que la confirme. n Y nos quedamos tranquilos tomando café «Como de costumbre, a las once y veinte sonó el timbre de la facultad. Llamaba al recreo. Ese día quise cambiar de bar para tomar el café mañanero. Ya dentro del elegido, eché una ojeada a la prensa. Un señor de avanzada edad, después de pedir el periódico al camarero, iba de un lado para otro hasta que, después de lanzarme unas cuantas miradas secas, yo deposité de nuevo la prensa en la barra. Me entretuve a continuación en ver los anuncios publicitarios que mostraba la TV, al igual que hacían otras personas del bar. Tras un breve espacio, al otro lado del televisor, un presentador anunciaba el programa que seguía: “Un reportaje sobre el hambre en el mundo”. No me enteré de más, pues el joven camarero, al percatarse de que los clientes habían vuelto la vista hacia otros lugares, decidió cambiar de canal y poner una película que pudiera traer un aliciente más interesante a los clientes. Por momentos, me vinieron a la mente muchas preguntas para las que no tenía respuesta. Pensaba en cuanto había escuchado en la radio esa mañana llamando a la movilización para protestar por no sé cuántas injusticias y contra este y aquel alto mandatario. Lo pienso ahora más serenamente y me doy cuenta de que tal vez la clave no la tengan los peces gordos, sino que pasa por el corazón de cada uno de nosotros. ¿Cómo podemos aceptar y tolerar que vivamos cuarenta o cincuenta veces mejor que esos otros hermanos nuestros, muchos de los cuales están muriendo? Aquél día, sin embargo, seguí tomando tranquilamente el café. Lo mismo hice los días posteriores. De vez en cuando, con todo, me vienen los interrogantes nacidos en el bar» (José Mª Escudero). n El «milagro» de compartir «Siempre hay ideas, historias o situaciones de la infancia que se almacenan con especial cariño. Yo tengo varios de esos recuerdos en el mejor algodón de mi memoria, uno de ellos me resulta especialmente entrañable. Os lo voy a contar por si sirve de algo. Todavía dura en mi paladar y, más allá, en mi conciencia el sabor de ese recuerdo. Es una historia que me contó a los ocho años mi catequista, una señora cincuentona a la que recuerdo porque de su boca escuché por primera vez una palabra fundamental en mi lenguaje, la palabra milagro. Fue a propósito del episodio de la multiplicación de los panes y los peces. Después de escuchar boquiabierto cómo Jesús se las ingenió para preparar un festín de órdago con cinco panes y dos peces, no puede por menos que prorrumpir en aplausos en compañía del resto de mis compañeros. La catequista nos explicó que lo que había hecho Jesús sin despeinarse se llamaba «milagro». Y que eso de los milagros se repetía cada vez que compartíamos nuestras cosas, incluida la merienda, sobre todo si era «Nocilla». Salí de la iglesia ese día con la intención de dedicarme en cuerpo y alma a la cualificada profesión de realizar prodigios. A medida que crecía he vuelto a releer con frecuencia ese episodio del Evangelio de Mateo. Siempre sospeché que lo de «hacer milagros» era algo más que una quimera infantil: yo puedo y debo hacer milagros. No es fanfarronería. Todos nosotros tenemos la facultad, como Jesús, de poner en acción esa forma diaria, fiable y duradera de milagro que él instituyó al repartir entre muchos unos cuantos panes y peces: la solidaridad. Aunque hemos dejado de ser niños, no tenemos por qué dejar de creer en los sueños. ¡Que por fin deje de hablarse de la multiplicación de la miseria y comience el reino de lo posible sin límites...!: la solidaridad, ese milagro doméstico, sólo depende de ti» (Jesús Villegas). n Reflexión y diálogo
q No bastan las palabras... Jesús de Nazaret confirma sus palabras con hechos que manifiestan claramente su opción —la de Dios— de vivir para los otros, de ser solidario con aquellas situaciones humanas que suprimen la dignidad y, en definitiva, niegan la vida de las personas. Además de proponerse diversas citas de la vida de Jesús para analizar lo anterior, se pueden buscar noticias y fotografías en los periódicos, revistas, etc., donde aparezcan situaciones de injusticia, pobreza, insolidaridad... Una vez comentadas, se entrega a cada miembro del grupo una de las citas evangélicas propuestas a continuación (se entrega el texto o simplemente la cita para buscar su contenido en los Evangelios)3[2]: n Lc 4,18-21: Actuación de Jesús en favor de los marginados. n Mc 1,16-20: Unos pescadores distintos... n Mc 2,13-17: Comida con «gente de mala fama». n Mc 1,40-45: Debilidad y marginación de los leprosos. n Mc 5,21-43: Una mujer con hemorragias. n Mc 2,1-12: Historia de un paralítico. n Mc 2,23-28: Los «sábados» son para el hombre. n Mc 6,30-44: Comida para todos. n Mc 7,31-37: Historia de un sordomudo. n Mc 10,13-16: Amigo de los niños. n Mc 11,15-19: Historia de los mercaderes del templo. n Mc 12,41-44: La limosna de la viuda. n Jn 8,2-11: Historia de una mujer adúltera. n Mt 7,1-6: «No juzguéis y nos os juzgarán». n Lc 7,36-50: Historia de un fariseo y la pecadora. n Lc 19,1-10: Un hombre llamado Zaqueo. n Oración y compromiso
DECÁLOGOS DE LA PERSONALIDAD «Ser Joven» Centrado en el proceso de construcción de la personalidad de cada joven, el material tiene tres partes. La primera recoge diversos decálogos e imágenes de la personalidad realizados por un grupo de jóvenes de 2º de la ESO del Colegio «María Auxiliadora» de Lugo. La segunda propone diversas pautas de análisis para examinar tanto el proceso de crecimiento y maduración como el desarrollo de la libertad. Por último, se sugiere una posible celebración conclusiva que orienta todo lo anterior en la dirección de la justicia y de la solidaridad. 1 Jóvenes con Personalidad1 Recogemos inicialmente tanto algunas representaciones gráficas de la personalidad —y unos breves comentarios sobre ellas— como los decálogos realizados por un grupo de jóvenes de 2º de la ESO del Colegio «María Auxiliadora» de Lugo. Ahí está, en la imagen, una chica que no es muy guapa, pero que tiene personalidad y alegría de vivir. Con ello posee una gran belleza interior, más importante que la exterior —tan efímera y superficial—. Precisamente, ese espíritu interno le hace agradable y simpática a los ojos de los demás. q Seremos jóvenes con personalidad...
q Tienes personalidad si sabes...
2 Este dibujo retrata a un joven con personalidad, ya que no se deja influenciar ni por la opinión de sus amigos, ni por el consumo, ni por la publicidad, etc. q Camino a seguir...
3 La imagen representa una persona normal de la calle —y no precisamente de la mejor zona—, pero aún así es transparente, sin puntos opacos, que deja traslucir lo mejor de sí mismo, mostrándolo a los demás, y no oculta nada. Libertad y MaduraciónProponemos ahora dos test para analizar el proceso de crecimiento y maduración, por un lado, y la libertad por otro. Son dos de los aspectos fundamentales que permiten ir construyendo la personalidad. |
![]() | «Pilar Miró, directora de cine»); «Breaking the Code. Películas que burlaron la censura en España» «Cien médicos en el cine de ayer... | ![]() | |
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