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El argumento es muy simple y la trama, perfecta. Dos hermanos solteros que viven en una antigua casa colonial de Buenos Aires descubren que han “tomado” parte de su casa. Al principio, la “ocupación” se limita a habitaciones en desuso pero luego va avanzando en forma paulatina hasta que los hermanos deciden abandonar la propiedad con lo puesto para continuar sus vidas en otro lugar. El autor nunca revela la identidad de los misteriosos ocupantes. Entonces ¿Cuál es la interpretación del cuento? Hay que leer primero la opinión del propio autor, Julio Cortázar. Casa tomada fue una pesadilla. Yo soñé Casa tomada. La única diferencia entre lo soñado y el cuento es que en la pesadilla yo estaba solo. Yo estaba en una casa que es exactamente la casa que se describe en el cuento, se veía con muchos detalles, y en un momento dado escuché los ruidos por el lado de la cocina y cerré la puerta y retrocedí. Es decir, asumí la misma actitud de los hermanos. Hasta un momento totalmente insoportable en que –como pasa en algunas pesadillas, las peores son las que no tienen explicaciones, son simplemente el horror en estado puro– en ese sonido estaba el espanto total. Yo me defendía como podía, cerrando las puertas y yendo hacia atrás. Hasta que me desperté de puro espanto. Muchos quisieron ver en este cuento una alegoría antiperonista, política con la que Cortázar estaba en contra, y que poco a poco invadía a la sociedad de su país del mismo modo en que esa fuerza extraña invade la casa sin que sus ocupantes hagan nada por evitarlo. Incluso el propio Cortázar hizo suya esa interpretación: Bien podría representar todos mis miedos, o quizá, todas mis aversiones; en ese caso la interpretación antiperonista me parece bastante posible, emergiendo incluso inconscientemente. Si esta es la opinión del autor, ya no hay otra interpretación posible, pero no es tan fácil, porque en una entrevista realizada a Cortázar en el programa “A Fondo” de la Televisión Española, se le planteó al escritor la hipótesis de algunos críticos, según la cual en el cuento la casa sería una metáfora de la Argentina durante los primeros gobiernos peronistas. Cortázar, quien terminó por autoexiliarse del país como sus personajes de la casa, respondió que al escribir “Casa tomada” nunca había tenido la intención manifiesta de expresar esa metáfora, si bien lo aceptó como una posible “trampa de su subconsciente”. Otras interpretaciones hablan del incesto reprimido entre los hermanos que, desde el inconsciente, acecha a los hermanos, y termina por expulsarlos de su casa, que también podría entenderse como una recreación del mito bíblico de Adán y Eva, desterrados de su aislado paraíso, y lanzados de golpe a un mundo terrible, conservando como única posesión el reloj pulsera, que les trae a la memoria su circunstancia temporal e irreversible de seres abocados a convertirse en polvo. Otra opinión sobre el relato: El narrador "no fidedigno" engaña piadosamente a Irene con la finalidad de huir de una vida vacía. No falta quien opina que podría ser una alegoría del futuro donde la casa represente al planeta y el intruso, al hombre, en su rol de usurpador y destructor de bienes propios y ajenos. La mayor diferencia con el cuento sería, claro, la imposibilidad humana de abandonar la “casa” debido a la falta de otro lugar para continuar nuestras vidas. Y la última, un análisis más general, filosófico y social, sería la idea de la pasividad de la sociedad actual ante los peligros que la acechan, el poco compromiso en unirse para afrontarlos y la conclusión final de que, finalmente y cuando menos te lo esperas, eres desplazado de la tranquilidad de tu propio hogar sin posibilidad de volver. Todas estas interpretaciones tienen su razón de ser por la intencionada o no ambigüedad que le ha otorgado Cortázar a su historia. Ambigüedad y misterio que se crean en torno a dos elementos esenciales que nos sorprende: la enigmática actitud de pasividad de los hermanos ante lo que les invade, siendo tan importante para ellos la casa. Nos resulta inconcebible que ni siquiera intenten averiguar el origen de los misteriosos sonidos provenientes de diversas partes de la casa; y el final ocurrente del personaje: tirar la llave por la alcantarilla, con la intención de proteger a la casa de un posible ladrón. Más allá de todos los análisis posibles, lo valioso de este relato es que consigue inquietarnos sin necesidad de utilizar pasajes o escenas especialmente inquietantes, siendo así una muestra excelente del género de lo fantástico como algo que puede residir perfectamente dentro de nuestra cotidianeidad. El final de la historia: “Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada”. Un final abierto, característico del cuento fantástico, cuya condición es lo inexplicable para así crear sensaciones en el lector, quedando el relato más tiempo en su mente intentando crear él mismo el desarrollo de que lo sucedería después. Y aquí es donde radica la magia de su lectura. Por eso lo ideal sería que cada uno busque su propia interpretación.
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