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![]() Y 2 K LA NOVELA ¡ no se deje engañar! sí hubo una víctima del “bug del milenio”. aquí está la novela sobre TOBÍAS Por: Carlos Goedder Y2K – LA NOVELA Obra realizada por Carlos Goedder (seudónimo) para los efectos del II Premio Internacional de novela “Javier Tomeo”. Esta obra no ha sido presentada en otro concurso pendiente de resolución ni tiene compromisos editoriales adquiridos. El autor se compromete a acatar todas las resoluciones, dictámenes y normativas del mencionado concurso, quedando a disposición para cualquier veredicto, opinión y consulta en la dirección de correo electrónico oguedezc@aol.com Al escritor venezolano Denzil Romero, In memoriam y quien nos dejó esperando el final de su fabulosa serie sobre Francisco de Miranda. A Olivia Moreno Halabi, otra nueva esperanza para hacer de este tiempo nuestro algo que merezca ser vivido. He llegado a este mentado año 2000 ¿y que saco con qué me rasco, qué tengo yo que ver con los tres ceros que se ostentan gloriosos sobre mi propio cero, sobre mi inexistencia? Pablo Neruda, 2000 Hay que llevar dentro la época con toda su complejidad y todas sus contradicciones, pues no en una sola cosa, sino en muchas, se preforma el futuro”. Thomas Mann, Cervantes, Goethe, Freud (...) había encontrado desde hacía meses evidencias de la traición que cometía su esposa con su amigo XXX. Los había visto intercambiar miradas cómplices y llenas de deseo, incluso en su presencia. WWW amigo de este "triángulo amoroso" nos comenta : " (...) y MMM tenían meses llevándose mal y se había perdido cierta química entre ellos. (...) incluso me había comentado las dificultades que había tenido haciendo el amor con su esposa. Él sospechaba que MMM lo estaba traicionando con alguien ; sin embargo, nunca llegó a comentarme el nombre de ese amante que su esposa mantenía y muchas veces yo mismo le comenté que se trataba de una idea equivocada. Créame que yo no podía sospechar lo que se avecinaba..." Basta trasladarse a la escena del crimen para entender cómo fue aquella terrible noche. Aún pueden encontrarse los restos de sangre en las sábanas de la cama, en el cuarto de (...). Los amantes habían seleccionado el mismo lecho de (...) para cometer el adulterio. El pobre (...) había salido en viaje de negocios por tres días, dejando a su esposa en compañía del pequeño SSS. ¿Se trataba de una trampa de (...) ? Es probable y parece ser que todo era un plan concebido para descubrir a los dos amantes. La noche del suceso (...) entró sigilosamente por la puerta de servicio, desplazándose hasta la habitación principal. En sus manos llevaba la pistola que había comprado el año anterior, después del asalto del cual fue víctima su casa de la playa. El hombre avanzó en la oscuridad hasta escuchar los gemidos de los amantes ; abrió de un golpe la puerta y entonces, tras encender las luces, empezó a gritar y a insultar a MMM y a WWW, abriendo fuego en el acto. Algunos vecinos escucharon el estruendo y corrieron al lugar, encontrando al desquiciado (...) llorando, ante los cadáveres desnudos y sangrientos de MMM y WWW. Cuando intentaron quitarle el arma, (...) opuso resistencia y llegó a disparar a uno de los vecinos, el señor FFF, quien comenta : " ¡ Jesús, aquello fue horrible ! Nunca creí que un hombre tan respetable pudiese cometer un crimen semejante. Él estaba allí, con un aspecto de locura horrible. Me impresionó ver a aquel hombre frente a los cuerpos ensangrentados de su mujer y aquel otro hombre, los dos llenos de sangre en la alcoba. El hombre murmuraba todo el tiempo aquella pregunta : «¿Por qué ? », «¿Por qué ? », «¿Por qué ? », ¡Era horrible ! No puedo dejar de recordar esa escena y aquel terror. Me sentía paralizado y creo que todos los vecinos estuvimos así durante varios segundos, inmóviles, estupefactos. Parecía como si él no nos viese y estuviese en otro mundo. Fue entonces cuando por fin se me ocurrió intentar calmarlo y le pedí el revólver. El hombre de repente reaccionó y me gritó algo extraño, disparándome. Tuve buena suerte, porque apuntó mal y el disparo vino a estrellarse en un espejo. Volvió a gritar diciendo «¡ No se acerquen! » , «¡ No se acerquen! » , «¡ No se acerquen! ». Todos habíamos salido corriendo del cuarto y un vecino tomó en sus brazos al bebé, sí ese mismo, SSS, que estaba llorando. Cuando estábamos afuera escuchamos un nuevo disparo. Era el asesino, que se había dado un tiro en la sien. En ese momento llegó la policía, pero ya era demasiado tarde. Todos estábamos demasiado impresionados ante aquel espectáculo, en un hogar que siempre pareció feliz. Vaya, que mi esposa y yo aún no podemos dejar de sorprendernos. Yo aún no entiendo, después de todo esto, cómo un hogar tan ejemplar, tan modelo, pudo de repente transformarse en aquel río de sangre. ¿Por qué esta pareja hubo de llegar a este extremo con un bebé tan hermoso y toda una vida por delante? " EL PEQUEÑO SSS permanece en estos momentos en custodia de... Tobías H. apagó el televisor. Ya tenía demasiadas horas intentando conciliar el sueño y lo menos que quería era seguir viendo aquel crimen. Dirigió su vista al reloj despertador, el cual daba las 3 de la mañana. Tenía ya una hora y media de vigilia. Súbitamente volvió a sentir la acidez de la gastritis que le aquejaba desde hacía semanas. Aquel ardor le sacó una mueca de dolor e ira, de impotencia ante el enemigo que viene de adentro y puede aparecer en cualquier ocasión. En aquel momento pensó en Laura. Esta noche no dormían juntos y ella estaba lejos, quien sabe dónde. No pudo evitar el estremecimiento y sentir aquella necesidad de alguna caricia suya. Se sintió de repente muy solo, muy solo en aquella noche de enero. Era su segunda noche de insomnio en el recién empezado año 2 mil, que comenzaba su tercera madrugada de vida. El año que comenzaba no parecía traerle ninguna solución a ese malestar que le agobiaba. ¿Era la acidez? Volvió a sentir el ascenso del jugo gástrico, aquella terrible sensación de ardor y contrajo el ceño. Maldijo al menos tres veces y tras un último improperio se levantó hasta el tocador del baño contiguo. Encendió las luces y alcanzó la botella del antiácido que el médico le había recomendado. Encontró en el lavabo aquella sección del periódico que había llevado al sanitario pocas horas antes. Aún aparecía allí la noticia de los problemas que habían tenido los clientes del SUPERRECONTRAHOLDING BANK. El cambio de año, que por demás también lo era de siglo y más aún, de milenio, trajo problemas a las computadoras del banco. Estaba ya hastiado de aquel asunto y terriblemente molesto. Desde hacía al menos cuatro años empezó a oír del famoso problema informático. Algún cabrón diseñador de software, trabajando a las órdenes de algún hideputa tacaño, inició la no menos miserable costumbre de almacenar las fechas en los ordenadores incorporando los últimos dos dígitos. En vez de 1 980, 80, en vez de 1 988, 88, en vez de 1 994, 94... Todo por ahorrar memoria en los armatostes electrónicos, como si no fuese posible invertir algunos miles de dólares más en expandirlas. Luego el asunto se convirtió en moda y después en costumbre; en todos lados: oficinas, colegios, bancos, en todos lados, se quedó aquel hábito de usar dos dígitos para señalar el año en que se vivía. El mundo entero parecía creer que no había nada más delante y que hasta el 2 mil duraría la historia. Sorprendentemente, no fue así. La humanidad llegó al 2 mil. Tobías se tomó de un saque la cantidad de antiácido que se le antojó en aquel momento. Alguien le había recomendado que el día 31 de diciembre fuese al banco y pidiese un estado de cuenta; algunos amigos de él habían retirado sus ahorros del banco o habían preferido comprar un auto nuevo o cualquier otro bien o servicio, con tal que el dinero no desapareciese. Era este el primer momento de la historia reciente, después de la hiperinflación alemana, en que la humanidad “civilizada”, “la gente de bien”, había cobrado conciencia del carácter inmaterial, fatuo, inconstante e impredecible del dinero, cuyo valor sólo era una convención. El dinero era casi tan inmaterial como el precepto religioso más puro, casi tan místico como la historia sagrada más insólita. Quizás por ello todo el mundo aún lo diviniza. El punto es que Tobías no se había ocupado de ir al banco. Le parecía absurda la idea de tener que retirar su dinero y llevárselo en paquetes a casa. ¿Dónde lo guardaría? Muchos rateros merodeaban cerca de los bancos y estaban atentos a las personas que salían de ellos. Además, la multitud de personas en las oficinas bancarias era terrible. La congestión había obligado a muchas agencias a trabajar horas extraordinarias, incluso hasta bien entrada la noche. El diario reseñaba como, inclusive, habían amanecido trabajando, durante el 1ro de enero, los empleados de la agencia en el gigantesco, global y competitivo SUPERRECONTRAHOLDING BANK, en cuyas oficinas el sol nunca se pone (“porque está en todo el mundo”, decía la publicidad). Aún así, algunos clientes habían experimentado dificultades y el banco llamaba a la calma, ofreciendo un grupo de cajas especiales en cada oficina para resolver los casos que se presentasen. Tobías no se animó el 31 de diciembre a soportar aquella congestión. Decidió usar un cajero automático para consultar su saldo. El ATMSUPERSYSTEM, instrumento modelo para la banca electrónica, el supercajero hecho a la medida de usted, estaba fuera de servicio aquel día. Tobías encontró otra agencia del banco unas avenidas más abajo y esta vez el aparato no tenía papel para emitir comprobantes (Tobías se dio cuenta de esto, mientras estuvo esperando a las tres personas hiciesen sus operaciones). Él andaba sin auto, así que renunció a cualquier nueva búsqueda de cajero automático. Optó por verificar su saldo mediante la Internet, aprovechando el servicio SUPERHOMEBANKING, otro adelanto del SUPERRECONTRAHOLDING BANK, donde el cliente es primero y darle valor es la consigna. Lamentablemente, cuando llegó a casa, su sistema de conexión Ty-Net no logró conectarse, vía módem dial-up. al servidor especialmente diseñado para incrementar la velocidad de navegación de su computadora personal. Tras al menos cinco intentos fallidos, Tobías entendió que media humanidad debía estar "surfeando" en la Word Wide Web y desistió de solicitar saldo alguno en su ordenador. Entonces decidió cerrar su sesión del sistema U-IN-2 e intentar la consulta mediante la banca telefónica del SUPERRECONTRAHOLDING BANK. Era la tercera vez que la usaba. Hacía meses que no empleaba aquel engorroso servicio. BUENAS TARDES bIENVENIDO AL SUPERRECONTRAHOLDING BANK FOR ENGLISH, PRESS “TWO” sI ES CLIENTE DEL BANESE, DISQUE “UNO”. SI ES CLIENTE DEL AGIO BANK, DISQUE “DOS”. SI ES CLIENTE DEL CAVEAT EMPTOR BANK, DISQUE “TRES” TRES BIENVENIDO AL CAVEAT EMPTOR BANK UNA EMPRESA DEL SUPERRECONTRAHOLDING BANK HECHA A LA MEDIDA DE USTED FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO. CON NOSOTROS, USTED ESTÁ SIEMPRE SEGURO PARA SERVICIOS DE CUENTA CORRIENTE Y DE AHORROS, DISQUE “UNO” PARA SERVICIOS DE TARJETA DE CRÉDITO y de débito, DISQUE “DOS” PARA SERVICIOS DE CHEQUERA, DISQUE “TRES” PARA SERVICIOS DE INVERSIONES, DISQUE “CUATRO” PARA SERVICIOS DE seguros, disque “cinco” para servicios de crédito personal, disque “seis” para servicios de crédito hipotecario, disque “siete” para servicios de refinanciamiento, disque “ocho” para hablar con uno de nuestros operadores, disque “nueve” nueve le recordamos que nuestro servicio computarizado le ahorra tiempo de espera y es tan confiable como nuestros operadores si prefiere usar nuestro servicio computarizado, más rápido que cualquier operador, disque “uno” si está seguro que quiere hablar con un operador, disque “dos” dos En este momento, nuestros operadores están ocupados. Manténgase en línea y tan pronto uno de nuestros operadores esté disponible, podrá ser atendido. su llamada es de mucha importancia para nosotros. por motivos de calidad y para su seguridad, esta llamada está siendo grabada ¿ya pensó en su retiro laboral? ¿desea tener una madurez tranquila y apacible? use nuestro servicio de fondos de pensión “atsi-toiga”, el novedoso sistema asiático de protección para usted. porque usted merece lo mejor nosotros sabemos, como usted, el valor de sus conquistas. sabemos cuánto esfuerzo y cuánto sacrificio existe en lo que usted posee. el superrecontraholding bank es un banco líder en servicios de seguros de residencia, auto y maquinaria, ofreciéndole además el formidable seguro de vida νΣΧQσОφóqoς Luego vino una música bastante mala. El gran error de Tobías era no haber activado la clave para consultas automáticas (tenía que hacerlo en la agencia o por Internet), así que... No había alternativa. Tras 7 minutos de espera, Tobías se rindió y olvido el asunto. Tobías recordaba, en el camino a la cama y con el sabor del antiácido en la boca, lo aciago que habían sido aquellas semanas finales de 1 999. Había terminado con Laura el maldito 16 de noviembre. Luego de haber estado juntos por más de un año y medio, luego de aquellas noches, luego de aquellos días, luego de aquellas caricias, luego de aquellos sueños... ¿Qué sueños? Nuevamente se encontró con esa sensación de vacío, con esa nada que le angustiaba. Sintió por un momento que ninguna fantasía real le había unido a Laura. Ambos se veían bien juntos, eran bailarines excepcionales, se habían convertido en la pareja envidiada y eran el sueño que las amigas de Laura pregonaban. Los amigos de Tobías no dejaban de alimentarle el ego cuando le mencionaban lo espectacularmente bella que era aquella mujer, arrancándole jactanciosas confidencias sobre la sexualidad de Laura. Laura era, en definitiva, otro objeto más para preservar status, imagen y admiración. Debemos recordar que estas cosas son importantes y el mejor estratega de mercadeo para uno mismo no es otro que uno mismo. Mientras se metía de nuevo en la cama, Tobías supuso que Laura opinaría lo mismo. Podía imaginársela conversando con sus amigas en la oficina, algún café, en el gimnasio o el club en relación con su Tobías. Trader en la BROOKERAGE SWAP, apuesto, un metro ochenta, atlético, ojos azules, rubio, voz sensual, vestimenta impecable... Un novio perfecto exclamaría Laura, apolíneo hubiese dicho si conociese la palabra y en medio de elogios, risas amistosas y comentarios de intimidad (las mujeres no omiten tales comentarios, está claro), Laura también fortalecería su imagen. Nunca había terminado de entender Tobías qué buscaban las mujeres en los hombres. En el caso de Laura parecía estar claro que jamás andaría con un desaliñado o un hombre cuyo futuro pareciese tímido, incierto e insolvente (en términos monetarios, también está claro). Siempre creyó eso y siempre entendió que la relación de ambos se alimentaba de la publicidad mutua y en la aceptación social. Eso era casi tan importante como el sexo en esa relación. Lo insólito fue como Laura terminó con él y optó por irse con aquel sujeto bajito, calvo, incapaz casi de hablar, con gafas, artista... Algo que criticaron las amigas, algo que despertó el sarcasmo de los amigos sobre las capacidades sexuales de Tobías y algo que resucitó nuevamente la lava que le socavaba el estómago aquella madrugada, aquel 3 de enero de 2000, que ahora se escribe así y no 00/01/03 ó 03/01/00. Sólo se acepta, a lo sumo, 03/01/2004 (formato dd/mm/aaaa). Ahora que recordaba esa ruptura, ahora que volvía a sentir aquel ácido desbordado, aquel ardor que ya formaba parte de su cotidianidad, volvía a su mente aquella duda, aquella pregunta. Recordó de repente aquella conversación en la víspera de la ruptura y aquella frase al azar que dejó escapar Laura: " ¿Te has dado cuenta de que entre nosotros no existe sorpresa?". Recordaba el rostro de ella al decir aquello; lo dijo por lo bajito, como una frase carente de ritmo, de fuerza, de tono, casi como un susurro y de repente su rostro dibujó un gesto nuevo, un aspecto que él jamás había visto en aquel tiempo que llevaban juntos. Esa frase, dicha entre muchas otras, esa pregunta, casi un reproche, le acompañaba aún en estas noches de insomnio. Las madrugadas se habían convertido en el tiempo de las preguntas, en el tiempo de los pensamientos, en el tiempo de las zozobras. Cada ráfaga de acidez y cada minuto de espera parecía venir acompañado de alguna nueva duda, de alguna nueva inquisición. Tenía 33 años cumplidos y nunca antes había sentido su mundo tambalearse, salvo en alguna caída del índice bursátil en el siempre fatal octubre; jamás se había sentido como centro de un mundo en implosión. Antes, cuando tenía a Laura, soñaba con la llegada de la noche; ahora, que la había perdido, añoraba siempre la llegada del día. A la semana de romper con Laura, fue anunciado lo que se temía desde que la BROOKERAGE SWAP se fusionó con la MIRROR MARKET. El 16 de junio, cuando ocurrió esta unión empresarial, los titulares de prensa anunciaban que surgía la octava mayor empresa en el mercado de capital mundial. Los presidentes de ambas corporaciones aparecían en una foto regalándose el más sólido apretón de manos y la espléndida sonrisa que habían soñado recibir sus respectivas esposas, hijos y empleados por décadas. "Nuestra misión sigue siendo, más que nunca, crear valor para nuestros clientes y revalorizar el capital de nuestros accionistas. Tenemos juntos la experticia y la capacidad para liderar el mercado de bonos, de acciones, de derivativos y consolidar así nuestra presencia en las principales bolsas mundiales, especialmente en el mercado de empresas tecnológicas y ahora en los mercados emergentes, tras superarse el escenario de 1997 y blablablabla." La noticia fue recibida con pánico por Tobías. Él sabía que la secuencia lógica de una fusión exige la reducción de costos y que esos costos se reducen ajustando lo más flexible: mano de obra. Muchos de sus conocidos habían quedado en la calle tras estas alianzas empresariales y él temía que le ocurriese lo mismo. Fue la primera vez que se sintió, auténticamente, parte del mercado. Y este mercado, cada día más omnipresente, tan impersonal y abstracto como el dinero, se hizo de repente palpable. Súbitamente, el mercado se le reveló a Tobías como se reveló Dios en la zarza al pastor errante Moisés, o como se reveló ese mismo Dios al cuasi-filicida y proxeneta Abraham, o como se reveló Satanás a Eva en el Paraíso... Sí, cual Zeus tornado en cisne de prístina blancura que se revela a Leda enamorada, el mercado se reveló a Tobías en forma de blanco sobre con carta de despido dentro. Podría decirse, de paso, que también fue poseído un poco a la fuerza. Ante la sentencia del mercado, tan inapelable como la de un inquisidor, Tobías recogió sus cosas y optó por esperar hasta enero para trasladarse de empleo, porque en plena Navidad tan sólo se conoce un caso de persona que ha encontrado trabajo: Dustin Hoffman en la película Kramer contra Kramer. Ya eran las cuatro de la madrugada. Tobías observó el reloj y nuevamente le sacudió la duda. Siempre se había creído un excelente trabajador, un hombre dedicado a la empresa e incluso, al ser despedido, escuchó palabras de elogio. "Seguramente encontrará pronto un trabajo acorde a su profesionalismo", era la frase que le dijo el gerente al arrojarle a la calle con otros 3 mil empleados a escala mundial. La actitud del gerente le recordaba la de Laura; ella no tenía quejas, él la había tratado maravillosamente, él seguro encontraría pronto alguien que lo amaría y lo trataría como él merece. Eso le dijo ella el día en que se despidió y a ella le respondió lo mismo que al gerente: "Entonces, si soy tan bueno, ¿Por qué me tiras a la calle? ". En ambos casos, tras un profundo silencio y una mueca de dolor protocolar, la respuesta fue "No puede ser de otra manera". Un beso de Laura, un apretón de manos del gerente, una ráfaga de acidez y a seguir la vida. Había pensado usar el cheque de liquidación y algo de los ahorros para hacer un viaje. Optó por irse en auto, aprovechando que el tiempo era benigno esa Navidad. No pudo hacerlo, porque el auto empezó a fallar y hubo de dejarlo donde el mecánico, cerrando así la posibilidad de enfilar la autopista en un largo viaje hacia ninguna parte en específico. Era lamentable haberse perdido aquel periplo redentor en un diciembre que, para sorpresa de todos, estaba resultando insoportablemente caluroso. Nuevamente pensó, aquella noche, que el desempleo podía considerarse un descanso tras años de trabajo arduo. Incluso llegó a considerar afortunado que Laura lo despachase, porque esa relación amenazaba peligrosamente con convertirse en matrimonio. Se sintió, súbitamente, como un soltero joven, con la vida por delante y hasta creyó que el despido laboral representaba la oportunidad para desplazarse a un sector más productivo de la economía. Esa sensación, experimentada días atrás, se desvanecía cada vez que recordaba su edad y cada vez que su estómago, en mensajes periódicos, le anunciaba que algo andaba mal. Cada baño de ácido en las paredes de sus vísceras parecían heraldos de un malestar que lo mismo atacaba al alma que al cuerpo. Se sintió solo. Observó el techo de la habitación, la cortina cerrada, la pantalla de televisor aún llena de electricidad estática. Cerró los ojos y escuchó, a lo lejos, el ulular de una patrulla policial. Luego el sonido se desvaneció y reapareció aquel silencio poblado de pensamientos que se empeñaba en acompañarle. Un sonoro pedo fue su exclamación de lamento más sentida. Mientras algunos emiten un sollozo, otros un suspiro, otros dan un golpe a la pared y otros simplemente se muerden las uñas, Tobías había encontrado en sus ventosidades un mecanismo para expresar su malestar emocional. El efecto terapéutico de estas emisiones estaba próximo a la catarsis. Empezó a volver el sueño tras aquella fétida emisión, que pareció impregnar de acidez el aire de aquel cuarto oscuro. A medida que se dormía, imágenes lejanas y fantasmas amistosos poblaron sus recuerdos. Por un instante empezó a evocar aquello que venía apareciendo en sus sueños desde hacía algunas noches. Siempre se construía en el mismo escenario: una playa, con el mar especialmente sereno. El no se veía a sí mismo en el sueño, sino que oteaba con avidez todos los puntos cardinales. Su vista se detenía de repente en el mar, cuyas tonalidades de índigo y malva se deslizaban suavemente bajo un cielo en pleno crepúsculo. El sol parecía ceder, orgulloso y resistente, al imperio de la noche, mientras las nubes habían desaparecido para acompañarle en algún lugar lejano. Algunas aves revoloteaban en medio de aquel disco flamígero, en busca de un bocado final. Los alcatraces se lanzaban en impecable picada a capturar algún incauto pez que nadaba desprevenido en aquel mar tranquilo. Aquellas aves marinas lo asustaron al principio, porque pensaba que venían a llevárselo a él: descendían en un clavado veloz y perfecto, muchas veces en medio de los propios bañistas. Cuando volvía los ojos hacia la arena, miraba a lo lejos las montañas de la costa. Insondables, adustas y oscuras parecían oponer su grandeza triste a la inmensa sombra que se precipitaba. Las palmas de la playa, más gráciles, se dejaban mecer por la brisa y preferían esta docilidad a cualquier resistencia. Él caminaba y parecía recorrer trechos muy pequeños a cada paso. Andaba con calma en medio de la playa solitaria, cuya arena húmeda se dejaba bañar por el mar intermitentemente. En sus pies, sentía el agua que empezaba a enfriarse. El mar otorgaba una caricia de amor tímida y vigorizante a una amante arena que se otorgaba plena y sin resistencia a sus desvaríos. Tobías, mientras tanto, caminaba, caminaba hacia las montañas y su mirada no se apartaba de ese horizonte, renunciando a cualquier otra visión. Iba ansioso por algo, iba buscando a alguien. Podía sentir la inquietud de su mirada que, con mayor fuerza, se concentraba en el horizonte y perseguía el encuentro con otros ojos. Corría mientras sentía los cambios de dirección en la brisa, que empezaba a dirigirse desde la arena hacia el mar. Sentía sus pies cada vez más ligeros y casi alados. Al fondo distinguía aquella silueta difusa, lejana, que parecía esperarlo. Empezaba entonces a correr con mayor fuerza y casi se sentía como una nueva corriente vital, no menos grande que la marea y la brisa. La creciente oscuridad, el comienzo del frío, apenas si oponían resistencia a aquel corazón palpitante. La silueta empezaba también a acercarse, a correr hacia él. No dejaba de sorprenderlo que la distancia se achicase a un ritmo tan lento bajos sus pies. Quería, en aquel momento, ser gigantesco para aproximarse a aquella silueta de una zancada. No había nadie en medio de él y aquella visión que se le aproximaba también corriendo, presa de un frenesí y ansia comparables al suyo. Se despertó en medio de la carrera. Casi podía sentir el corazón palpitante y los pies presurosos, como si de veras hubiese estado corriendo al encuentro de aquella persona. ¿De quién se trataría? Se venía haciendo esa pregunta y le llamaba la atención que él, quien apenas concedía importancia a esas alucinaciones nocturnas, a esos brotes involuntarios de energía inconsciente, se acordase con nitidez de aquella playa. Sintió algo de acidez y dirigió la mirada al despertador. Eran las ocho y media de la mañana. Lamentablemente, el tiempo no transcurre a igual ritmo en la vida que en los sueños. El infinito espacio de alivio que sentía en su carrera era correspondido apenas con miserables cuatro horas de un reloj gastado y viejo como el aire que respiraría esa mañana, aquel primer lunes del año, primer lunes del siglo, primer lunes del milenio. Tobías se aproximó al sanitario y repitió el ritual de limpieza matutino que le acompañaba desde hacía años, aún en medio de la soñarrera. Tras afeitarse, se dirigió a la cocina. Haciendo el camino del sanitario, había encendido la televisión, para escuchar el reporte de la mañana. Mientras aguzaba el oído para escuchar las noticias más importantes, servía el plato de cereal con salvado de trigo, prescrito para el desayuno por su médico. “… [D]eclaró que todo aquello se trataba de un malentendido y nunca fue su intención decir tal cosa. Siempre ha sido su aspiración política el mantener la unión entre los ciudadanos sin importar su bandera…” Escuchó el parloteo del político con cierta acritud. Los políticos parecen casi tan eternos e intransmutables como los ángeles y los demonios. Aunque el mundo cambie vertiginosamente, aunque las estructuras económicas se modifiquen, aunque el aire que respiramos cambie, los hombres que gobiernan se mantienen reducidos a los mismos intereses, las mismas palabras y los mismos hábitos. Así en todo el mundo, así en todas las etapas de la historia. Tobías pensaba algo parecido a esto, mientras intentaba recordar cuándo fue la última vez que un discurso político llegó a conmoverlo. Creyó recordar uno, escuchado mucho tiempo atrás y retransmitido, porque había sido pronunciado antes de nacer Tobías. Era un político viejo que decía, con lágrimas en los ojos, “No entiendo como hubiera podido hacerlo de otra manera”. Al menos el hombre fue honesto y humilde. Tobías pensó entonces que debía ser terrible admitir públicamente una equivocación y temía que le llegase a ocurrir algo semejante. Todos sus errores habían sido en privado y rara vez involucraban a alguien lejos de sí mismo. Ahora, en privado, se sentía algo derrotado, algo traicionado y nadie le había explicado el porqué de los recientes, definitivos, insípidos rechazos recibidos. Nada le importaba más que su propia situación y nadie en la televisión parecía entender eso. A ratos lograba algo de distracción viendo una comedia o algo banal. En la mañana, cuando su mente ansiaba algo más elevado, la televisión tenía poco que ofrecer. Salvo el canal pornográfico, que lamentablemente cesaba su transmisión a las 6 de la mañana. Y así fluía su existencia de lepisma. Era incómodo saber que el día empezaba nuevamente en desempleo. Mientras consumía el desayuno y observaba una curvilínea modelo en bikini, que estaba mucho mejor que el moderno modelo de automóvil que anunciaba. Luego, aparecía una pareja próxima a hacer el amor en un spot sobre agua mineral. Después, apareció una publicidad sobre cartuchos de tinta para impresoras, anunciada por la misma modelo que había salido en la publicidad del auto. Después, apareció Catherine Fulop anunciando unos tales pantalones vaqueros JinJinJin. Después vino Fedra López, en ropa interior, anunciando algo acerca de ropa para bebés. Tobías, entretanto, comenzó a planificar su nuevo milenio, mientras la “culización” publicitaria continuaba. Ya desde julio, había conversado con un buen amigo ganado en la universidad, quien le había propuesto venirse a trabajar con él. Tobías se estaba enterando en aquellos días de la fusión entre Brookerage y Mirror; aunque intuía los despidos que vendrían, consideraba que su puesto no peligraría y, ciertamente, se sentía a gusto realizando su trabajo. Y, más que eso, el amigo no parecía dispuesto a pagar mucho. Optó entonces por una cortés respuesta para el buen “Chino”, sugiriéndole que podría considerar la oferta en un momento posterior. El amigo insistió en vano, tratando de disuadir aquella evasiva. Finalmente, le dejó a Tobías una tarjeta de presentación y le anotó un número de teléfono donde podía llamarle. Tobías había discado infructuosamente aquel número durante los últimos días de diciembre; un mensaje grabado le anunciaba las vacaciones navideñas en la empresa _&_. Aquella mañana, Tobías decidió intentar nuevamente la llamada. Esta vez le atendió una secretaria:
Gracias, Gracias y clac, tú, tú, tú, tú. Tobías apagó el teléfono, tomó el último bocado del insípido desayuno y nuevamente miró el televisor. “… [L]os clientes de los bancos apenas han tenido dificultades y ello demuestra el poder de nuestros equipos y el esmero de nuestros técnicos en evitar…” Nuevamente se trataba del famoso asunto “Año 2000”. Al ver las imágenes en la pantalla de televisión, con las personas en las agencias bancarias aparentemente tranquilas y con el semblante de hastío habitual, Tobías consideró que era cierta la afirmación. No había congestión en la agencia, la cual pertenecía al SUPERRECONTRAHOLDING. Sus sospechas iniciales sobre el problema del milenio desaparecieron cuando se mostraron imágenes de otros bancos. Así quedaba claro que el SUPERRECONTRAHOLDING no era el único objeto de atención pública en este asunto computacional y que todo estaba a salvo, en binario equibrio. Lo mejor era darle un nuevo enfoque a su curriculum vitae, su “resume”, distribuyéndolo cuanto antes en empresas financieras. El dinero de la liquidación no iba a durar para siempre. No podía apostarse todo a una oferta hecha tantos meses atrás. ¿Sería la oportunidad, quizás, de probar suerte en otro tipo de negocio? Tobías tenía otras habilidades más allá de las finanzas. Él había sido un estudiante competente y sus resultados universitarios habían sido razonablemente buenos. Tenía además un “Master in Business Administration”, el famoso MBA, el tipo de posgrado requerido para los negocios en casi todo el mundo y obtenido en una universidad comparativamente reconocida: el Y ESO. Tenías las credenciales mínimas, los títulos nobiliarios básicos para acceder exitosamente al mundo corporativo. Conocía el inglés y lo hablaba con fluidez; manejaba las aplicaciones computacionales básicas; tenía vehículo propio, buena presencia, era un joven emprendedor, tenía entre 25 y 35 años y poseía al menos 3 años de experiencia. Suficiente para conseguir algo. Además, tenía amigos y conocidos en muchas partes. La mayoría estaba ahora fuera de la ciudad disfrutando las vacaciones. Pronto regresarían y sería fácil encontrar algo con ellos. Tobías entendió entonces el valor de la amistad. QUÉ BUENO ERA CONTAR CON SUS AMIGOS. Afortunadamente, él había valorado siempre las buenas relaciones con amigos estratégicos. Era indispensable el buen aspecto. SELECCIONAR MUY BIEN CON QUIEN UNO ANDA. Dime con quien andas y te diré quién serás. Ser, sobre todo, muy “polite”, muy “in”, muy “cool”, muy “fashion”, muy muy. Entretanto, en la televisión aparecía un reportaje al cantante Armando Záz. La acidez de Tobías aumentó. Era para ese hijo de puta y para otros juglares de estrofas ajenas, que el marica novio de Laura, el pelado bajito que se parecía a George Constanza, ESE PUTO, escribía canciones. No pudo evitar recordar que la fascinación de Laura con aquel pitocorto comenzó justamente con un poema. La zoquetera de Laura incluso se lo había mostrado a Tobías, emocionada porque el joven vate, su buen amigo de hacía mucho tiempo, se había inspirado en ella y hasta le había dedicado esos versos, por supuesto como prueba de desinteresada amistad, que ahora... EL GOYO DE SU MADRE comenzaba el Záz a cantar en el programa matutino de televisión. ¿Qué mierda le veían a esa canción? ¿Cómo seguía siendo un éxito? ¿Cómo llamaban a esa sarta de incoherencias “el renacer de la poesía posmoderna en el pop”? ESPEJOS Vas por allí buscando espejos, alguien algo que en un reflejo te muestre quién eres quién puedes llegar a ser y si fuiste y qué hiciste y por qué no lo llegaste a hacer Vas por allí buscando un cinematógrafo que hilvane tu historia y que en tenue luz te justifique te muestre algo con sentido grato, divertido, un guión de lo que has vivido y que te haga protagonista de algo hermoso Vas por allí buscando Manos Mágicas que den caricias que desaten los nudos de tu piel un aliento que sea brisa suave y tibia, brisa de noche de verano, de noche marina estrellada, una corriente que recorra tu alma y levante la arena la arena que en tu alma formaron las rocas que antes resistían los embates de cualquier ola Vas por allí buscando un conjuro palabras mágicas que te hagan ver todo verde todo bello, todo tal como tú lo quisieras ver una sentencia, una máxima que al ser invocada, por tu voz que ahora se apaga a ratos, pueda borrar todo lo que te desagrada, llevarlo lejos Vas buscando y así se te van pensamientos, horas, momentos, vas por veredas que transitas una y otra vez senderos que muestran siempre las mismas imágenes tú aún crees que en ellas hay algo que no percibiste, que la respuesta está en pensamientos que giran y giran y aturden y no se detienen y en algún momento harán la magia de una respuesta Vas buscando y se te escapan digestiones, sueños, más momentos, más horas, más pensamientos, estás temiendo por todo lo que puedes perder y no disfrutas lo que tienes en tus manos, y te quejas de ingratos, de censores, de enemigos, de indignos, cuando tu verdugo más inclemente es tu propia mente Vas buscando medicinas, masajes, mantras, lecturas, placeres, objetos, diversiones, vas buscando olvido y sí, olvidas todo todo menos el recuerdo que te atenaza los pensamientos, te los encierra en un caño de plástico que se retuerce y palpita en tu cabeza, en tu espalda, que corta el aire de tus ojos, de tu sangre y de tu sexo Y yo me pierdo buscando palabras y buscando si en ti hay alguien capaz de encontrarte ¿Algún día hallarás a quien yo deseo que aparezca? Yo voy buscando también por veredas lejanas, apartadas de esos caminos derechitos que debí cruzar Tú buscas también y lo más triste es que no disfrutas Yo ya mi búsqueda no me la tomo tan en serio Los momentos felices se nos escapan entre las agujas del reloj, lentamente, se repiten en cada instante tantas posibilidades, yo creo que vuelven, que en cada minuto esas oportunidades se niegan a morir y susurran |
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