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Amanda Rice Morgan Yo conocí a una chica, era tan bella como el cielo y su belleza era tan infinita como el mar, sus ojos parecían ser moldeados por ángeles, sus labios como suaves almohadillas, sin duda era una chica inigualable, pero… algo pasó, se topó con algo que jamás pensó sucedería… este es el relato de Amanda Rica Morgan. Amanda era una chica sociable, le encantaba conocer gente nueva, y no tiene mucho que haya pasado cuando conoció por primera y última vez el rostro de la muerte, cuando tuvo unos pequeños cursos de taller de escritura… -Amanda Rice Morgan, es tu turno para mostrarnos tu trabajo. (Dice una maestra mientras todos se encuentran en el salón de clases) -Sí profesora, con gusto. (Le responde Amanda mientras se levanta de su butaca y toma una hoja de papel mientras comienza a recitar unas cuantas líneas de un poema…) -“Tu mirada tan cautivadora me encanta, si pudiese mirar tu sonrisa una vez más, me encantaría morir teniéndote a tu lado, me gustaría poder contigo estar hasta el final, me gustaría tenerte en un instante y besar tus labios… me gustaría encontrar nuestra pasión en un instante de amor” -Muy bien señorita Morgan, sin duda es una de tantas personas con un talento excepcional, le agradezco su poema… ¿en alguien se inspiró para hacerlo? (Pregunta la profesora) -Pues me hubiese gustado inspirarme en alguien… pero aún no encuentro quien. (Responde Amanda mientras los demás compañeros se quedan extrañados) Después de unas horas, el timbre de salida suena, Amanda y una amiga rápidamente salen de la escuela y mientras caminan por la calle conversan… -Amanda, no te entiendo. (Dice su amiga que caminaba junto a ella) -¿De que hablas Cinthia? (Le pregunta Amanda) -Eres una chica muy bella… ¿no tienes novio? (Pregunta Cinthia extrañada) -La verdad es que tengo pretendientes, pero como todos los hombres, son unos inútiles depravados. (Dice Amanda) -Entiendo, quieres decir, ¿que no ha llegado tu hombre ideal? (Pregunta Cinthia) -Sí, así es. (Le responde Amanda) -Comprendo. (Responde Cinthia mientras guardan silencio por un rato hasta llegar cerca de un callejón) De pronto salen de tal callejón dos extraños hombres, se trataban de unos maleantes… -Quiero todo lo que tengan de valor preciosas. (Dice un hombre) -Aléjense de nosotras. (Dice Cinthia un poco asustada mientras Amanda se queda paralizada) -No teman, solo queremos su dinero… o talvez algo más… (Dice el otro hombre mientras sonríe y saca de su bolsillo una navaja) -Oh dios mío Cinthia… (Dice Amanda mientras retrocede lentamente llena de temor) El hombre se acerca a las dos jóvenes llevando en su mano la intimidante navaja. -Sabes que compañero, creo que estas hermosuras no es necesario quitarles el dinero, ¿Por qué no nos divertimos con este manjar? (Pregunta el hombre de la navaja mientras se acerca a ellas) -Por supuesto. (Responde su compañero acercándose a las jóvenes maliciosamente) Los dos hombres se lanzaron contra las jóvenes bruscamente, para así tomarlas de las manos hasta llevarlas más adentro del callejón para que nadie pudiese ver todo lo que sucedía. -Muy bien princesas, se ven sabrosas… (Dice un hombre mientras comienza a rasgar el uniforme de Amanda con la navaja) -¡Déjenme en paz! (Gritaba Amanda mientras intentaba escapar) -¡Basta, déjenlas! (Grita un joven a lo lejos) -¡¿Tú quien rayos eres?! (Pregunta uno de los hombres mientras sueltan a las chicas) -Déjenlas en paz. (Repite el joven mientras se acerca) -Sigue acercándote y veras como clavo esta navaja. (Dice uno de los hombres) -Inténtalo… (Dice el joven mientras reta a los hombres) -Bien, vamos. (Le dice el hombre de la navaja a su compañero) Los dos hombres comenzaban a acercarse hasta el joven dejando a las chicas mientras corren a esconderse cerca de ahí. Rápidamente el joven se enfrentó contra los hombres muy perfectamente, al parecer tenía experiencia en defensa personal, y logró quitarle la navaja… -Maldito niño, pero te estaremos vigilando. (Dice el hombre mientras sale corriendo con su compañero) -¿Quién eres? (Pregunta Amanda) -Que tal, soy… Ronald, en realidad solo quise protegerlas, deben tener cuidado con estos tipos. (Dice mientras se ruboriza) -Gracias… en verdad, no sé que hubiese pasado si no hubieras aparecido Ronald. (Dice Amanda mientras le sonríe al igual que Ronald) Esta era el comienzo de un amor hermoso como cualquier otro, Amanda había conocido tantos chicos a lo largo de su corta vida, pero esta vez era algo demasiado nuevo para ella, pues no es enamoramiento, si no… amor verdadero… pero a veces… ese sentimiento puede ser el más peligroso y no el más hermoso. Ronald y Amanda llegaron a conocerse mucho tiempo, ellos eran tal para cual, fueron buenos amigos largos momentos, ayudándose mutuamente desde aquel inolvidable momento en el que viéndolo por una perspectiva, Ronald le salvó la vida a Amanda… ¿o talvez no lo hizo?... Un día Ronald estaba completamente decidido en demostrarle algo que sentía desde el día que se conocieron, pero talvez… ese sea un grave problema. Ambos habían quedado en verse justamente en el parque, se encontraban sentados en una banca por un in comodante silencio hasta que Ronald decide romperlo. -Amanda… sabes, hay algo tan extraño que me ha estado ocurriendo mucho tiempo. (Dice Ronald misteriosamente) -¿Qué ocurre? (Pregunta Amanda con un tono de interés y emoción) Ronald miró por otro lado, estaba nervioso pero volvió a mirarla, sujetando sus manos y con un pequeño suspiro lo dijo… -Me gustas mucho Amanda… tanto desde aquel día que te encontré. (Dice Ronald mientras sentía que su corazón iba a estallar) Amanda baja su mirada y comienza a ruborizarse un poco más, pero al igual que la valentía de Ronald, lo vuelve a mirar y le responde segura… -Tú también me gustas mucho Ronald, demasiado. -Entonces… ¿te gustaría… ser… mi novia?... (Pregunta temeroso Ronald mientras Amanda se acerca a el y con un sonrisa en su rostro, le responde con un beso profundo y apasionado) Esa respuesta de Amanda forjó un gran lazo de pareja, ambos se sentían mutuamente atraídos, pero también realizaron lo peor. Tras grandes momentos de noviazgo, se juraron amor eterno, incluso un pacto de reencarnación, su amor no terminaría, tal vez fue eso lo que sería lo más peligroso. Pero un día, pasando ya miles de sucesos de un noviazgo estable, fue cuando el primer aniversario de novios cambiara la vida por completo de Amanda Rice... Esta hermosa chica se encontraba arreglando un regalo para su amado Ronald, mientras escribía un poema tan profundo y hermoso, estaba tan feliz que le hacía resaltar su belleza. >>Amado mío… por ti… siempre he vivido. (Piensa Amanda mientras practicaba la manera de decirle cosas hermosas en su aniversario, Ronald era su amado y el único que le había prometido amor eterno) Amanda se dirige rápidamente fuera de su casa para dirigirse hasta la casa de Ronald, que habían quedado ellos en verse dentro de 15 minutos, al llegar ahí escucha risas de el y de una chica más, Amanda se llena de curiosidad y con cuidado observa la ventana… -Me da gusto que hayas vuelto, nunca me lo había imaginado. (Dice Ronald) -Sí, siempre he querido tenerte a mi lado… eres el hombre que siempre he deseado. (Dice la chica) -Creo que tienes razón, Amanda no es nadie importante… tu me mereces, abrázame… (Dice Ronald mientras abraza a la chica y la besa) Amanda estaba completamente desilusionada, no podía explicárselo a ella misma, su mirada se volvió ida… y como una muerta viviente se dirigió a casa mientras en el camino rompía la carta y el regalo que era para Ronald. Se encerró en su cuarto, rápidamente le puso llave, se sentó en su escritorio y comenzó a escribir mientras derramaba sus lágrimas, odio y dolor… -Nunca creí en el amor, nunca me ilusioné por nadie, nunca pude ser lo que quise, nunca viví una pasión, nunca hubo alguien que me dijera “querida princesa”, nadie que postrará en mis labios los suyos y con un suspiro me haga sonreír, nadie supo de que se trató, no tuve ilusiones… yo morí por una ilusión ajena… Rápidamente tomó una navaja mientras recordaba a aquel hombre que le temía tanto, y con esa misma arma mortífera comenzó a enterrársela en cada una de las venas de sus brazos, la sangre escurría por doquier mientras manchaba lo que había escrito, muriendo así, por una ilusión ajena… otra chica le quitó su felicidad. Pobre de Amanda, ¿verdad?... creyó en el amor, y por largos momentos que le costó sostener su pasión, su verdadero sentimiento se rompió en un segundo. Sí, pobre de esa chica, una ilusa como muchas, y como muchos, estúpida que soy, ahora ya saben mi historia… yo soy Amanda Rice Morgan… una ilusión me quitó al hombre que amé, ahora he perdido más de lo que jamás imaginé. Pero déjame aclararte lo que yo misma le dije a Ronald cuando lo conocí: “no sé que hubiese pasado si tú no hubieras aparecido”, la verdad, lo que hubiera pasado, es que seguiría con vida, afectada con el trauma de una violación, pero con vida, mejor eso a morir por causa de una traición de la persona que en verdad amo, pues el amor es el rostro de la muerte que jamás me borraré… Y mi alma aún vaga con esos sentimientos imposibles de borrar, que existen, que no se van, si tú encuentras a aquella persona que compartas el corazón, ten cuidado… o podrías terminar como yo… “El peor asesino, puede ser el amor furtivo” Autor: Héctor Jesús Cristino Lucas |