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Lectura en Oviedo de poemas del libro póstumo de Ángel González, ‘Nada grave’Recitado por SUSANA RIVERAQuise (Otoños y otras luces)Quise mirar el mundo con tus ojos / ilusionados, nuevos, / verdes en su fondo / como la primavera. / Entré en tu cuerpo lleno de esperanza / para admirar tanto prodigio desde / el claro mirador de tus pupilas. / Y fuiste tú la que acabaste viendo / el fracaso del mundo con las mías Breves acotaciones para una biografía (1971) Cuando tengas dinero regálame un anillo, cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca, cuando no sepas qué hacer vente conmigo, pero luego no digas que no sabes lo que haces. Haces haces de leña en las mañanas y se te vuelven flores en los brazos. Yo te sostengo asida por los pétalos, como te muevas te arrancaré el aroma. Pero ya te lo dije: cuando quieras marcharte ésta es la puerta: se llama Ángel y conduce al llanto. Recitado por JOSE LUIS GARCÍA MARTÍNGlosas En Homenaje a Jorge GuillénSí: la realidad propone siempre sueños, mas sólo uno entre muchos elige la mirada. De quien madruga a verla, y no del sol, procede aunque él no se lo crea la luz que ordena y fija el mundo en sus formas más bellas: Damas altas, calandrias… Vistas así las cosas, iluminadas por amor tan claro ¿cómo van a negarse? Dóciles, entregadas a su más alto vuelo, se demoran, esperan, se eternizan. II Cazadoras al filo de la aurora. Cobrar la plenitud, guardar el canto como trofeo y ¡a volar las alas! Contra un mundo fugaz, esquivo y raudo, que salta a su «seré» de el «ya he sido», pupilas aún más rápidas lanzan dardos certeros. Difícil blanco ofrece hoy la mañana: escorzo de cristal que pasa huyendo de no sé qué jaurías invisibles. ¿Un instante del iris? Rasga el silencio y… ¡Luz ilesa! He ahí la eternidad, en dos palabras. Homenaje a Blas Otero (Palabra sobre palabra, 1986) Resuena en tus palabras un difuso clamor de verdades oscuras cuando me las encuentro. Rompen en mi memoria, siempre sonoras, firmes, claras, como las olas de un mar poderoso que sumerge y levanta, sin devolver ni arrebatar nunca del todo, una realidad turbia y mutilada: el tiempo, el tiempo ido. A su conjuro, entre gotas de sal y luz de agua, con el tiempo yo mismo, restos recuperados de mi mismo vuelven y configuran un fantasma (…) -casi olvidado ya- de la esperanza. No todo se ha perdido; vienen a mi memoria siempre tus palabras -claras, firmes, sonoras- trayéndola, llevándola. Recitado por AURORA LUQUEMeriendo algunas tardes Meriendo algunas tardes: no todas tienen pulpa comestible. Si estoy junto a la mar muerdo primero los acantilados, luego las nubes cárdenas y el cielo —escupo las gaviotas—, y para postre dejo las bañistas jugando a la pelota y despeinadas. Si estoy en la ciudad meriendo tarde a secas: mastico lentamente los minutos —tras haberles quitado las espinas— y cuando se me acaban me voy rumiando las sombras, rememorando el tiempo devorado con un acre sabor a nada en la garganta. Discurso a los jóvenes (1961) De vosotros, los jóvenes, espero no menos cosas grandes que las que realizaron vuestros antepasados. Os entrego una herencia grandiosa: sostenedla. Amparad ese río de sangre, sujetad con segura mano el tronco de caballos viejísimos, pero aún poderosos, que arrastran con pujanza el fardo de los siglos pasados. Nosotros somos estos que aquí estamos reunidos, y los demás no importan. Tú, Piedra, hijo de Pedro, nieto de Piedra y biznieto de Pedro, esfuérzate para ser siempre piedra mientras vivas, para ser Pedro Petrificado Piedra Blanca, para no tolerar el movimiento para asfixiar en moldes apretados todo lo que respira o que palpita. A ti, mi leal amigo, compañero de armas, escudero, sostén de nuestra gloria, joven alférez de mis escuadrones de arcángeles vestidos de aceituna, sé que no es necesario amonestarte: con seguir siendo fuego y hierro, basta. Fuego para quemar lo que florece. Hierro para aplastar lo que se alza. Y finalmente, tú, dueño del oro y de la tierra poderoso impulsor de nuestra vida, no nos faltes jamás. Sé generoso con aquellos a los que necesitas, pero guarda, expulsa de tu reino, mantenlos más allá de tus fronteras, déjalos que se mueran, si es preciso, a los que sueñan, a los que no buscan más que luz y verdad, a los que deberían ser humildes y a veces no lo son, así es la vida. Si alguno de vosotros pensase yo le diría: no pienses. Pero no es necesario. Seguid así, hijos míos, y yo os prometo paz y patria feliz, orden, silencio. Recitado por JOSEFINA MARTÍNEZVoz que soledad sonando, de «Áspero mundo» (1956) Voz que soledad sonando por todo el ámbito asola, de tan triste, de tan sola, todo lo que va tocando. Así es mi voz cuando digo ¿de tan solo, de tan triste? mi lamento, que persiste bajo el cielo y sobre el trigo. ¿Qué es eso que va volando? Sólo soledad sonando. Muerte en el elvido, de «Áspero mundo» (1956) Yo sé que existo porque tú me imaginas. Soy alto porque tú me crees alto, y limpio porque tú me miras con buenos ojos, con mirada limpia. Tu pensamiento me hace inteligente, y en tu sencilla ternura, yo soy también sencillo y bondadoso. Pero si tú me olvidas quedaré muerto sin que nadie lo sepa. Verán viva mi carne, pero será otro hombre -oscuro, torpe, malo- el que la habita... Recitado por JOAQUIN SABINADe Joaquin Sabina a Ángel González “Qué desastre de gringo tan Oviedo / qué Quevedo tan fieramente humano / qué cónclave de sol, quién dijo miedo / qué caracol, qué padre tan hermano / qué singular tan made in Espronceda / qué corsario de bares con esquinas / dice vámonos ya, pero se queda / qué arquitecto, qué master en ruinas / qué arcángel de la guarda tan González / qué imán, qué bien me sabe nuestro ahora / qué carita de plata de Cabrales / qué bucanero anarcotraficante mellando los puñales de la aurora, qué savoir faire / qué caballero andante” De Ángel González a Joaquin Sabina Que equivocado estás Joaquin Sabina / y lamento quitarte la razón / Albuquerque jamás será Gijón / y mucho menos Tirso de Molina / donde hay una taberna en cada esquina, metro, autobuses, ciegos del cupón / academias de corte y confección / sardinas en aciete, otras cantinas / y entre tanta y variada maravilla / lo que yo más estimo, admiro y amo / rie en carne inmortal y tus canciones. / Alburquerque en otoño es amarilla, blanca en invierno, azul en el verano / y salvo en muy contadas ocasiones / muy aburrida en las cuatro estaciones. / Yo voy alli ha aburrrirme con placer como en otro soneto que haré / harto de tanto whisky en vaso corto, / de tanto transochar igual de harto / vuelvo a Albuquerque huyendo del infarto que me daría si no me comporto. / Alli encuentro la paz apetecida por mi cuerpo cansado y resacoso / a orillas del río grande aqui reposo, leo, escribo algo y va mi vida igual que el río que su marcha inquieta / al cruzar por la árida meseta / quizá para llegar más tarde al mar / y si de tanta paz me llego a hartar la cosa es fácil / hago la maleta, vuelo a Madrid, te llamo y entro en un bar. |
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