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BIOGRAFÍA RAFA DEDI (RAFAEL DE DIOS GARCÍA), poeta y actor, nació en Riaguas de San Bartolomé (Segovia). Primer Premio “Villa de Leganés” (Leganés, Madrid, 1981) con Nací para ser libre; Primer Premio “AGA” (Bilbao, 1984) con Corazones arrecidos; Primer Premio “AGA” (Bilbao, 1986) con Estación de penuria; Primer Premio “AGA” (Bilbao, 1992) con Hombres de polvo; Mención Honorífica “Ciudad de Miranda” (Miranda de Ebro, Burgos, 1995) con De los sotos al páramo; Primer Premio “Sindicato Nacional de Escritores Españoles” (1995) con Poemas a las cosas; “Medalla de Oro de San Isidoro de Sevilla” (Sindicato Nacional de Escritores Españoles, 1998). Incluido en numerosas obras antológicas, es miembro de varias asociaciones y grupos culturales y colabora asiduamente en revistas y periódicos. ![]() Algunos poemas de su libro Poemas a las cosas aparecen en los libros de lecturas (Calidoscopio, 4º y Perinola 5º de Primaria) de la editorial EDELVIVES. Próximamente, algunos de sus poemas aparecerán en los libros Idioma y Fantasía 4º e Idioma y Fantasía 5º, que publica la editorial DISTRIBUIDORA NORMA en Puerto Rico. “Rafa Dedi es un pozo enorme de contenidos profundos.” Ramón Espinar Gallego, Alcalde de Leganés y, poco después, Presidente de la Asamblea de Madrid. Prólogo del libro Como ángeles sin alas. “El autor ha pretendido y afortunadamente conseguido plasmar toda la emoción, todo el encanto, toda la nostalgia de los campos enfermos y sedientos.” Luis Mínguez “Orejanilla” (poeta, crítico, antólogo, articulista...). Prólogo del libro Segovia, mis raíces. “Un poeta puro de nuestra tierra, que sabe interpretar las representaciones del espíritu de forma intimista y sincera, con desnudez de alma y con la riqueza melódica necesaria para que sus versos, uno a uno, vayan calando en la sensibilidad del lector.” Pablo Martín Cantalejo, director de “El Adelantado de Segovia”, 1987. Prólogo del libro La promesa. “Rafael de Dios García es, ante todo, hombre de la tierra, él está orgulloso de serlo, porque se encuentra muy a gusto en contacto con la Naturaleza, a la que vive intensamente. Conoce la vida de la gran urbe, donde se ha movido en medios literarios y artísticos, pero ha preferido volver a sus orígenes. Rafael de Dios, en éste por ahora su último libro, La promesa, se reafirma como amante de lo natural, de todo lo que hay de sencillo y de vivo en torno a nosotros. Rafael de Dios, con su poesía reflexiva, cálida, canta a todo lo que ven sus ojos, todo tiene algo de encanto y de nuevo para él. Todo lo que significa progreso le sirve igualmente, porque Rafael de Dios, ni en sus ideas ni en su poesía es estático, sino todo lo contrario; lleno de vitalidad, de ideas, de deseos de hacer, canta con su poesía risueña a todo y a todos.” El Adelantado de Segovia, viernes 18 de marzo de 1988, pág. 5. “A veces intentan olvidar, porque el olvido Es una pena que no se llora”. Una pena que no se llora. ¿Cómo coño consiguen los poetas decir tanto con tan pocas palabras? 7 de octubre 2005. Blogs 20minutos. Manolo Saco, periodista. “Rafa, con más nostalgia que nadie por estos parajes un día cultivados y hoy preteridos y a la buena de Dios, restaña su pecho magullado así: “Trago viene, trago va, que se beben los sudores y que no les saben mal” Se refiere a aquellos duros agricultores de las tierras negras y rojas que ya no volverán. Al bolsillo de la camisa lo sublima con esta hermosa y virguera cuarteta: “Bolsillo de la camisa: De ti tengo celos yo, Pues quisiera estar tan cerca Como tú del corazón”. Apuleyo Soto, Por el Duratón al Duero, 2006. Pág.77. HE DE SER He de ser corderillo Que salta en el otero Huyendo de la turbia Mirada de la tierra Y escaparme del hato Que cuidan los pastores En busca de otros cerros, Melgares y praderas. He de ser por mí mismo, Hacer lo que deseo, Compartir el camino De mis propias ideas. Desnudarme del polvo Que producen mis pasos Y cubrirme del polvo Que produzcan mis huellas. Rafa Dedi http://www.youtube.com/watch?v=3iHT0jzMjBU Rafa Dedi recitando su poema “Efímera”. ![]() RAFA DEDI, ACTOR Y POETA Poemas al campo, poemas al mar y jóvenes poemas. POEMAS AL CAMPO EL LUGAR DONDE NACÍ En la vieja Castilla nací, Con la sierra de Ayllón en el fondo, Donde cuidan ganado y labores Unos hombres sin nombre que nombro. Lo que llevan cargado en los hombros Es un yugo, del que tiran fuerte; Y su esfuerzo, tenaz y diario, El ganado y la tierra agradecen. Pero acaso no sea bastante Lo que obtienen con tanto trabajo Y paisanos que al campo querían Terminaron un día marchando. En la vieja Castilla se llora A los muertos y a los muertos vivos. Cuando muera, que sea de muerte, Que no sea por haberme ido. El campo Aquí arriba no tengo Nada más que a la espiga; Ancianos, que laboran Los campos del recuerdo; La casa donde sólo Mi soledad habita; El aire, sano, puro, Y el plácido silencio. Aquí arriba es abajo, Según decís vosotros, Pero yo no comparto Los dictámenes vuestros. Placeres y riquezas Conozco a lo que obligan. Aquí arriba es arriba Por lo bien que me siento. Respiro sus perfumes, Escucho sus sonidos, Camino hasta sus cumbres, Retorno cuando llego; Y espero que concluya Mi vida en estos pagos, Al lado del arado Mis surcos escribiendo. LABRADORES Sus casas son de adobes, Con pajar y con cámbara. Los suelos, embarrados Y las paredes, albas. Al yugo de la tierra Están yuncidos siempre. Su flor, la amapola Y su triunfo, las mieses. Se mueven en los lomos De las caballerías, Que cada vez que trotan Tañen melancolías, Y van por los caminos, Cañadas y senderos, El grano de su vida Sembrando en sus terrenos. Estirpe luchadora De seres olvidados Que ven hasta del cielo Sus campos castigados. Pero cómo los quieren Que nadie se les lleva Si cabe de sus vientres Sacar cosechas nuevas. EL RÍO DE MI PUEBLO Angosto porque sólo Le llueven estrecheces. Ovillo que recoge Los hilos de tristeza Y va, sin equipaje De ranas y de peces. Soñando los lugares A los que nunca llega. El río que conozco, Callado y combatiente, Que no es río corriente Pues no lava ni riega. El río misterioso, Que calla lo que siente Y avanza con su poco Caudal por la maleza. El río solitario, Que fluye entre las mieses. El río, que no es río De cantos y de arena. El río campesino, Que llora a los ausentes Y lleva un viejo puente Colgado a las acuestas. Mi flor ¡Toma, mujer, mi flor: la amapola! Las rosas son las flores de los otros. ¡Toma, mujer! Como mi sangre, roja: Se la bebió en tu ausencia poco a poco. ¡Toma, mujer, la reina de los campos! No conoció rosal que la quisiera. No sé por qué se me parece tanto. Sí que lo sé: es, como yo, de tierra. Los niños Los niños son la sangre venidera Que regará con sangre nuestros campos. Los niños son los corazones fuertes Que latirán encima de corazones lacios. Los niños son la mano necesaria Para obturar la herida y embestir con laureles Al errátil futuro. Los niños son esas riberas verdes De nuestros ríos secos. Los niños son mañana y en mi pueblo... ¡Quedan tan pocos niños! EL NOMBRE DE MI PUEBLO Hoy todo es como es, nada es somero. Callado, pero lleno de canciones. Y se ven las estrellas en el cielo Como ramos de flores. El aire que respiro es… impensable. Ayer respiraría de lo mismo, Pero se vino aquí de las ciudades En busca de cariño. Con el polvo a la grupa del camino La gente va de albarcas, boina y peales; Una pequeña bota con el vino Y un corazón muy grande. Miro el reloj: parece que no corre. ¡Hoy la ciudad está tan bien tan lejos! ¡Tanta pradera!¡Tanta paz que dice El nombre de mi pueblo…! Se van haciendo espalda Se van haciendo espalda los pequeños, Se van haciendo espalda. Sí, nuestros afluentes ya no quieren Ser ríos de lo nuestro. Prefieren encallar en otros puertos, Se van haciendo espalda. No les llama la mar de las espigas A estos marineros. Le tengo mucho miedo, pero debo Aventarles un día Y dejar que se vayan con el viento. Si se te van I Si se te van los hijos y te quedas Solo, como la era. Si se te van los hijos, si se marcha El grano del granero. Si se te van y tú no quieres irte: Porque prefieres el rastrojo a solas Que la mies con ellos. Sí, que la mies con ellos, abundante; Porque pretendes menos, mucho menos. Tú te conformas con seguir vertiendo En tu lugar el resto de tu sangre. Si se te van los hijos, ya lo saben Que no te irás con ellos. Si se te van los hijos de la era Llevándose tu cuerpo. II Y se quedó, la sombra del que fuera. Ya poca sangre le quedaba dentro. Su inspiración las amapolas eran Y, en vez de surcos, escribía versos. Y se quedó a solas en la era Para llenarla él con su silencio, Hasta llegar la hoz que a todos siega Y en el rastrojo abandonar su cuerpo. La ciudad I Para tus pies asfalto, que no era. Para tus manos, otras amapolas. Para tus ojos, que contemplan mieses, Obras gigantes y constantes gentes. Gritos sin atender para tu boca. Yo siempre te diré que te equivocas En ir a la ciudad por la cosecha. II Y por las calles que dejaste a oscuras, Hechas rastrojo, apenas hay espigas. Cañas cortadas hay, cañas de paja. Cañas, que suenan cuando se las pisa, Pero que al poco, y con dolor, se callan. Y por las calles hay, bajo la luna, El sacrificio de las mudas cañas. Los mozos ¡Qué terrones más fuertes los mozos, y qué solos, Haciéndose notar entre los surcos, sobresaliendo Tanto y tanto Del trágico nivel que la rastrilla Imperante y mandataria de la senectud impuso! ¡Qué montones de polvo comprimido, irrompible Por cualquier azadón que no sea el del tiempo; Con el corazón roto por falta de lugar Carnal donde ponerle sin que se hiciera daño! Ni todas las obradas de yermos pedregales, Cuando sus uñas caven, negárseles podrán; Yo sufro por sus dedos, débiles, que no hallan Afirmación de hembra para su soledad. LO QUE YO AMO Yo amo lo sencillo, lo casero, A las gentes humildes, verdaderas, A las cosas pequeñas, a las eras, Al rebaño que abreva en el venero, Al niño que no sabe de dinero Ya ti que, como yo, te desesperas Por muchas haber sido las esperas Y pocos los encuentros; por cochero, Al viento que reviente las cadenas; Salud, que no dinero, por carroza; Sonrisas por corceles y no penas; Y aquí, donde la paz se vive y goza, Quedar contra derrotas y condenas Lo mismo que la mies sobre la broza. Bajo el polvo Bajo el polvo del camino los rebaños, Bajo el polvo. Bajo el polvo de la tierra Los labriegos. Bajo el polvo levantado Por el paso de los tiempos. Muchas casas abatidas Bajo el polvo de la ausencia Y, leve soplo de vida, El polvo de las cosechas. Esperanza Y volverán al cerro las endrinas, Majuelas a las ramas del majuelo Y moras a las zarzas con espinas. Y volverán las nuevas primaveras A llenar las terruchas y senderos De verdes esperanzas y acederas. No lloraré a los niños, ni a los viejos, Ni lloraré el silencio de las eras, Ni a las casas caídas de abandono. Espero todavía los retoños Que siembren alegría en nuestra tierra Y cosechen estrellas para el cielo. ATENCIÓN: continúa. Tras las fotos de soldado, poemas al mar. ![]() ![]() Rafa Dedi como Alonso de Robles. POEMAS AL MAR Yo no navego Yo no navego, navega Mi corazón por los mares Imborrables del recuerdo. Tú siempre marchas conmigo, ¡Siempre!, sangre de mi sangre Y polvo de mi camino. Me acaricias con tus aguas, Me defiendes con tus rocas, En tu aroma me recuesto... Yo no navego, marino De ayer, que cambió las olas Por la playa de tu cuerpo. No subas a mi lomo No subas a mi lomo, si no eres Jinete de reveses con mi monta. Por mi encanto, No subas a mi lomo. Porque me ves tranquila, pero tengo Arrebatos que causan Sucesos impensables. Porque me ves tranquila, pero soy Impetuosa si los vientos me lo ordenan. Porque me ves tranquila, pero... ¡ay, si me supieras! Si subes a mi lomo, ven dispuesto A perderte. Si subes a mi lomo, ven dispuesto A estar a solas con mi amor ingrato Sin juez al lado que revoque nuestro Matrimonio. Si subes a mi lomo, ven dispuesto A no poder bajar de mí algún día. Mi corazón de peces será tuyo. Me entregaré a tu monta Y me gozarás intensamente. Pero no subas a mi lomo si no estás Dispuesto a deslomarte manteniéndote Subido a mi lomo. Mar azul, mar negra La mar que besa los cuerpos En las calientes arenas, La mar de los pescadores Y la mar de los poetas. La mar esclava entre rocas, La mar libre de la playa, La mar que acuna los barcos Y la mar que los batalla. La mar de las aguas claras Y la de costas y puertos En donde vierten los hombres Su codicia y sus desechos. La mar tranquila, calmada, Y la mar brava y cruenta. Las dos mares de la mar: La mar azul y la negra. Mi niña Murmullo de olas Le canto a mi niña, Pequeña barquilla Que en mi amor navega. De tanto quererla Y poco reñirla, Se toma la vida A risa y a broma. Como se lo hago, No quiere aprender. Mi niña: has de ser Mañana mi barco. Desengaño Los días marchados Del blanco pañuelo, Izado en su mano, Que me recibía, Hacia el horizonte, Lleno de tristeza, Dirigí mi barco Sin volver la vista. Allá, mar adentro, Con la mar a solas Y escuchando al viento Que lo conducía, En algún momento Me sentí persona. ¡Todo el puerto estaba Lleno de mentiras! Pañuelo en el agua Mi barco de vela. Pañuelo tirado, Que nadie cogía. Pañuelo extendido Que, al salir del puerto, Había jurado Que no volvería. De roca y arena Apariencia de gélida roca, En las yemas te vas deshaciendo De mis dedos. Te abrazo, te tiendo Y me bebo la miel de tu boca. A mi piel, que, desnuda, te toca Y te abrasa cual cántaro hirviendo, Tú respondes amando y gimiendo De manera fantástica y loca. Moriría, cariño, de pena, En tu cuerpo feliz navegante, Si algún día me fueras ajena. Que preciso gozar, tierno amante, De tu cuerpo de roca y arena, Como el agua del mar incesante. Lo mucho que me llevo De la lonja no me llevo Pescado, me llevo versos. De la mar, nada me llevo: Lo llevo todo por dentro. A la música del agua Resonando en mis oídos, A su imagen en mis ojos Y, en el corazón, amigos. “¡Hasta siempre!”, me despido De vosotros en el puerto Y, aunque vacío, no valgo Con lo mucho que me llevo. ATENCIÓN: continúa. Tras las fotos de obispo, jóvenes poemas. ![]() ![]() ![]() ![]() Rafa Dedi en el personaje de obispo Vellosillo JÓVENES POEMAS La promesa Una promesa no se hace Con palabras Hermosas, imposibles, Que son nubes... vacías. Una promesa existe Mientras podamos Mirarnos cara a cara Y echar una sonrisa. Si ha de quedar algo Nacemos de la nada. La luz, la juventud. Nunca tenemos nada. Se apaga la luz Y no tenemos nada. Si ha de quedar algo, Que sea... juventud. Si ha de quedar algo, Que nos quede la luz O no nos quede nada. Cargar la juventud Luchad por vuestros sueños con fuerza. La virtud De las cosas sencillas, sinceras, poseed. Mostraos como tierra que se siembra y sabed Que los frutos maduran al sol con lentitud. Superfluo, de los hombres, su grueso o su altitud. Medid sus corazones, sus sueños y su sed. La savia de la sabia de la vida bebed Y hasta la sabia muerte cargad la juventud. Los nudos del amor Cordón donde se anuda todo Es la vida. ¡Cuánto nudo amargo! Perdóname lo que anudé tan fuerte Que no pueda tu amor desanudarlo. Y que, a pesar de todos esos nudos Con los que no se valgan nuestras manos, Los nudos del amor, que tanto anudan, No dejen nunca de anudarnos tanto. Efímera Pasaba y, por tenerla, no hice caso. Dejé, sin darme cuenta, que pasase. Después, apresurado, llegué tarde, Hallándola en el borde de su ocaso. Hermosa de vivir, ¿por qué te has ido, Si no te aproveché ni me avisaste? Calló, siguió pasando y, al mirarme, Me vi, flor del ayer, envejecido. La amistad No dar la espalda y el pecho Ofrecer es ser amigos. Ensanchar el hueco estrecho. Estrechar el ancho abismo. Perdernos en cualquier trecho Y no encontrarnos perdidos. Decirnos lo que hemos hecho. Hacernos lo que hemos dicho. Compartirnos, con derecho A ser libres y distintos Y rehacer lo deshecho Cuando, al poder ser, no fuimos. Para siempre Que sólo tú la puedes Aprovechar. Que no la das, La tiras. Que si la dejas pasar, No vuelve. Escrita en el cuerpo Comúnmente: Juventud aparente. Puedes Hacer De ella Situación interior, Palabra impresa, Dique contra el tiempo. Si no fuera por ti Si no fuera por tu vaso de besos, Si no fuera por tus pechos de pan, Yo no resistiría Tragar y tragar y tragar. Si no fuera por el cielo de tus ojos O por la luna negra de tu pelo... Si no fuera por la ropa de tu risa... Si no fuera por el aire Que nace en tus movimientos... ¡Yo no resistiría! Si no fuera por el fuego de la cama Y por la calma de después de hacerlo, ¿Para qué seguir tragando Más veneno? No hay cárcel No hay cárcel peor que ésa De vuestro peso y altura, Ni peores cadenas Que las que vuestras manos os proporcionan. Volar, Atravesar montañas, Navegar los mares... Eso se puede hacer desde la cárcel. ¡Soñad! ¡Imaginad! Aunque os muráis de hambre, Encarcelados en vuestra figura. ![]() Rafa Dedi como Profeta. Otros poemas: A este autor se le conoce principalmente por sus “Poemas a cosas”. Una blanca papelera Con el cuerpo ocupado Por algún papel doblado, De sitio a sitio viajera. Un cartel, anunciador De tus apellidos, nombre, Calle y población adonde El destino te llevó. Por detrás, el remitente: Quien envía al cartero (De los sobres recadero, Que sabe calles y gentes). Cárcel de la intimidad (…) Pero eso es capítulo aparte. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |