descargar 145.71 Kb.
|
DON BOSCO: ¡CUENTA CON NOSOTROS! Acto de homenaje de despedida de la urna con la Reliquia de Don Bosco Canto inicial a Don Bosco “Entre los jóvenes” Entre los jóvenes un hombre, entre los jóvenes un padre, entre los jóvenes un joven, entre los jóvenes Don Bosco (bis) Don Bosco Ante la insigne reliquia de Don Bosco, en esta tarde, queremos rendir un homenaje a su persona, su figura y en él a tantos colaboradores de Don Bosco que en estos casi 200 años de su existencia se han sentido –como nosotros- cautivados por su honda humanidad y su patente santidad. Hacemos nuestros los sentimientos y preocupaciones de Don Bosco: la juventud, la vocación, María Auxiliadora, la Eucaristía, las misiones. Estamos dispuestos a continuar su labor, hoy, en nuestras presencias, con su estilo. Lo que nos ha enseñado, lo hemos puesto en práctica del mejor modo posible. Este es nuestro homenaje a Don Bosco, santo, en las vísperas de su onomástico, como hacían sus jóvenes en Valdocco en tal fecha como hoy. Escucharemos algunos relatos de la vida de Don Bosco que nos manifiestan su corazón. Nos servirá como momento de acción de gracias a Dios por Don Bosco y por su misión, al tiempo que manifestamos nuestro deseo de continuar su labor aquí, en nuestra casa, que también es la casa de Don Bosco, y le ha dado la bienvenida durante estas dos semanas y media que ha durado la visita de sus reliquias. Expresaremos, con algunos testimonios recogidos de estos días, nuestra fidelidad y amor a Don Bosco y su misión. ¡Gracias Don Bosco por visitarnos y enseñarnos el camino salesiano para llegar a Dios! 1839 Su vocación (MB II, 165ss) Del volumen segundo de las Memorias Biográficas de San Juan Bosco Raro se presentaba el futuro destino de don Bosco. Era cosa decidida que no continuaría en la Residencia. Por las palabras de don Guala había comprendido que no eran para él los empleos y dignidades diocesanas. Don Cafasso le prohibía hacerse religioso o dedicarse a las misiones extranjeras. No sabía adónde ir, y sentía la necesidad de contar con ayudas espirituales y materiales. ¿A dónde, pues, dirigirse? ¿Cuál sería la decisión de su director espiritual? A fin de averiguar el pensamiento de don Cafasso acudió a una especie de estratagema. Se presentó a él, diciendo que ya tenía preparado el baúl con su pobre equipo para ir a hacerse religioso y que acudía a él para saludarle y despedirse. El buen sacerdote con la sonrisa en los labios le dijo: - ¡Cuánta prisa! Y ¿quién se cuidará en adelante de sus jóvenes? ¿No le parecía que hacía mucho bien trabajando con ellos? -Sí, es cierto; pero, si el Señor me llama al estado religioso, El proveerá para que otro se cuide de ellos. Don Cafasso entonces, poniéndose muy serio, fijó sus ojos en los de don Bosco y con cierto aire de fraternal solemnidad le dijo:
A las serias y terminantes palabras del director de su alma don Bosco bajó la cabeza sonriendo, pues ya había logrado saber lo que tanto deseaba. Cierto que todavía ignoraba el camino que debía recorrer, el cómo continuaría su obra, dónde se establecería; pero esto no le preocupaba. Dios, que había hablado por boca de don Cafasso, proveería los medios. En el conjunto de estas circunstancias preveía cruces, apuros, necesidades, humillaciones, pero no se asustaba. |