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Guido Rings: Una retroperspectiva ficcional desapercibida acerca de 500 años de Conquista. Entrevista de Guido Rings con el escritor argentino Lidio Mosca-Bustamante.1Lidio Mosca-Bustamante nació en Santiago del Estero, Argentina, en 1947. Estudió medicina y después de su doctorado se especializó en radiología. En España y Latinoamérica se le conoce como autor de diversos libros y artículos de radiología pero también como escritor de cuentos y novelas. A causa de su actividad política en contra de la dictadura militar argentina de los años setenta fue encerrado, torturado y forzado a emigrar en 1975. En Argentina y, en especial en su exilio austríaco, escribió cuentos, novelas, poemas y ensayos tratando diferentes períodos claves de la historia latinoamericana. Sus obras más conocidas son la colección de poemas La Excusa (1981) y las dos novelas Flores para Agustina (1991) y La marca en la arena (1995). Además hay que mencionar las poesías Cómo decir que no existes y Extrañas voces (1994), y los cuentos Follow-me (1971), El hombre imaginario, El hombre infeliz, La reencarnación (1992) y El loro parlanchín (1996). G. Rings: Señor Mosca, ya en 1974 aparecieron en la radio y televisión argentinas los cuentos por los que recibió el famoso premio Leopoldo Lugones. Más tarde, en Austria, publicó la colección de cuentos La Excusa, la novela Flores para Agustina, diversos poemas y, finalmente, su novela La marca en la arena. La mayor parte de sus obras ha sido traducida al alemán y ha gozado de muy buena crítica tanto por parte de la prensa argentina como de la austríaca. Sin embargo, hasta ahora su obra ha pasado casi inadvertida por las principales publicaciones académicas. ¿Cómo se explica este fenómeno? L. Mosca-Bustamante: Yo mismo no tengo una explicación satisfactoria, pero creo que mucho tiene que ver con la canonización de los escritores que está íntimamente conectada con la reputación académica. La mayoría de los académicos parece concentrarse una y otra vez en los autores ya establecidos, puesto que escribiendo acerca de dichos autores consiguen más fácilmente ganarse una reputación académica que si trataran a autores noveles o desconocidos. Un problema es que en el segundo caso el académico tiene la obligación de justificar su elección literaria y de defenderla ante la comunidad académica. Por esta razón es más seguro y más fácil seguir escribiendo eternamente acerca de autores ya consagrados. Entonces, otro aspecto que hay que considerar es que muchas veces se descubre a los autores tardíamente o post mortem. Que a Kafka y a Rimbaud no los reconocieron en vida dice mucho, incluso aunque el primero es quizás el prosista más importante y el segundo el lírico más importante del siglo XX. A lo mejor pertenezco yo a aquéllos que todavía hay que descubrir. ¿Será que pertenezco al llamado ”underground”? De todas formas me siento conforme conmigo mismo, sé que tengo mucho por decir y que por mi formación médica, humanista y sinóloga poseo una fuente que descansa en sí misma. Y esa fuente está en permanente movimiento, como diría Heráclito. G. Rings: En los últimos diez años y, en especial, en su última novela La marca en la arena destaca su interés por la Conquista de Latinoamérica. ¿Está eso relacionado de alguna forma con su formación humanista, y cuál es su opinión acerca de las diversas conmemoraciones oficiales del Quinto Centenario ? L. Mosca-Bustamante: Creo que sí tiene mucho que ver con mi formación humanista, y pienso que en el Quinto Centenario se ha festejado ruidosamente un hecho histórico que significó el agrandamiento y enriquecimiento de un continente y la ruptura y empobrecimento de otro. Creo que más que fiesta hubiera sido más acertado un acto de contrición. Después de los 500 años es hora de señalar claramente cuáles han sido las ventajas y las desventajas del 12 de Octubre de 1492. Nos quejamos de que la biblioteca de Alejandría fue quemada por orden del califa Omar en el siglo VII a.C., pero ni siquiera nombramos que miles de libros mayas cayeron a las llamas de la inquisición colonial. Lo trágico es que sólo recientemente se ha descubierto que los signos mayas son verdaderos textos de un lenguaje y que en las paredes y escalones de los templos está escrita una parte o incluso la totalidad de su historia. En este sentido la Conquista de Latinoamérica significa para mi un fracaso de la época humanista, y contribuir a revelar las mentiras del pasado es según mi opinion una de las obligaciones esenciales de un humanista de hoy. G. Rings: ¿Qué autores, filósofos y ensayistas le han ayudado a desarrollar su perspectiva actual, temática y estilisticamente? Y según estas influencias, ¿bajo que corriente literaria clasificaría Usted su obra? L. Mosca-Bustamante: No puedo decirle cuales han sido los escritores que han influido directamente en mi trabajo, pero sí puedo decirle que son muchos a los que admiro, entre otros a los latinoamericanos del llamado boom. De los europeos admiro a Proust, Camus, Sartre, Dostoyewski, Hesse, Tolstoi, Pirandello, Kafka, Joyce y Wilde. Además hay que mencionar a los que yo llamo cirujanos del espíritu, como lo son von Franz y Drewermann. Pero Lao Tsé es el filósofo que más ha influido en mi pensamiento, también Heráclito. Según mi opinión todas las corrientes europeas fueron un continuo con origen en el lejano oriente. Lo esencial llegó desde el país de la seda y de la India. Si me pregunta por una clasificación de mi obra, yo creo que se podría llamarla “postcolonial”. Hay que tener en cuenta que lo que llamamos razón colonial surge del precepto de que el colonizador traza el axis mundi en el centro mismo de su poder. En nuestro caso, España no sólo era el poder económico sino que representaba toda la cosmogonía religiosa del cristianismo. Era la imago mundi y la razón sacrosanta. Pero el colonialismo que ubica a Europa en el centro de la verdad filosófica y geográfica es en realidad un mecanismo infantil. ¿No intentan ubicar todas las culturas del mundo el centro de la tierra en sí mismos? El ombligo colonial no puede solucionar ni entender las cuestiones de la nueva cultura. Desde luego que hay que modificar ese pensamiento, y esto es lo que la literatura contemporánea postcolonial intenta hacer. Intenta destruir las antiguas imágenes de centro y periferia, de civilización y barbarie. Y también intenta revelar las razones para la invención, el desarrollo y la permanencia de estas estructuras inhumanas. Para mí, de acuerdo con Sartre, el hombre es lo que hace. Y el bárbaro no es otro que aquél que practica la barbarie. G. Rings: ¿Cómo definiría Usted en este contexto su propia función, la de un escritor contemporáneo? L. Mosca-Bustamante: Yo estoy de acuerdo con Carpentier en que el quehacer de la literatura latinoamericana está destinada a ”mejorar lo que es”. ¿Cómo podría ser de otro modo? El escritor de América Latina tiene la impresión de que los graves inconvenientes con los que se enfrentan los habitantes de la región son los efectos de la colonia. Allí ha quedado montado un caudillismo transitorio y más comprometido con los de afuera que con los de adentro, y de allí viene una corrupción estructural que determina la vida latinoamericana hasta hoy día. La tarea del escritor es describir esta realidad y andar a la búsqueda de lo que percibe o desea el inconsciente colectivo. Para lograr todo esto su medio fundamental es el soñar. En ese amplio y profundo campo que es el sueño comienzan a mezclarse las experiencias de la realidad con los deseos, con los temores y todos los sentimientos que poseemos, incluso el odio. El sueño es un trabajo, un trabajo de enorme belleza y de gran productividad. Y lo maravilloso de él es que no ”lo hacemos”, sino que ”él mismo se hace”. Es así que el escritor debería poseer otro conocimiento que el del político. Su función se parece a la de un chamán, porque habla con los vivos y los muertos, entierra el dolor y hasta hace renacer de las cenizas a los espíritus del pasado. Por éstas funciones es que gran parte de la masa no sabe cómo comportarse frente a él, no sabe ”qué sentir" frente a este médium que hace malabarismos y del que se cuenta que lleva en su galera las historias más agradables de oír, pero también muchas otras que algunos no quisieran oír ya más. G. Rings: Teniendo en cuenta su orígen argentino y sus decadas de residencia en Austria, ¿se considera Usted un escritor argentino, latinoamericano, austríaco, europeo, cosmopolita o, sencillamente, escritor? L. Mosca-Bustamante: Soy un escritor argentino que por razones del destino también se siente cosmopolita. Y además, cómo negar que he recibido mucho de Austria. Creo que el ser humano juzga en primer lugar con los sentimientos y en ese sentido tuve muy buenas experiencias. Debo tener en cuenta que Argentina no fue un país fácil para mí. El daño espiritual y físico que me causó fue incalculable, y sin embargo la quiero. Argentina no es fácil para nadie, para nadie que esté ubicado en la zona media y baja de la sociedad económica. Por otro lado, en Argentina soy respetado como médico. He publicado allí varios libros de la materia y el último de ellos me ha dado grandes satisfacciones desde hace unos 15 años, porque tiene muchos lectores. Además tengo allá excelentes amigos de toda la vida. Pero yo sueño con un planeta sin límites geográficos, me gustaría mucho poseer un pasaporte universal, tal vez ello sea posible cuando tengamos que diferenciarnos de nuestros vecinos extraterrestres. Justamente he comenzado a trabajar en una novela que si se quiere se podría definir de ciencia ficción. El personaje principal se mueve de planeta a planeta y tiene uno de esos pasaportes. G. Rings: Vamos a centrarnos en su última novela La marca en la arena, en la cual destacan tres personajes: Mariano Cruz, Américo Cruz y el Dr. Merino. El médico Merino demuestra una actitud relativamente distanciada acerca del protagonista Américo Cruz, descendiente del liberador Mariano Cruz. Merino observa más bien que actúa, evalúa las situaciones con la razón en vez de dejarse guiar por el instinto, como los Cruz. ¿Hasta qué punto hay aquí semejanzas con el médico y autor Lidio Mosca-Bustamante? L. Mosca-Bustamante: Evidentemente Merino se mantiene alejado de Mariano Cruz, y en realidad se mantiene alejado de la aventura. Es que hay que considerar que Merino es un hombre de cierta edad y que ya ha pasado por gran parte de la experiencia que otorga la vida. Los personajes de la novela son distintas personas tomadas en ciertos momentos de sus vidas. Creo que para crear personajes hay que desencarnarse, y parte de la creación es crear figuras que sean independientes del autor, pero no creo que yo lo haya logrado en esa novela. Merino tiene algo de mí, pero mucho menos de lo que se puede creer al leer la novela. G. Rings: En varias ocasiones el Dr. Merino acentúa su desdén acerca del ”hombre común”. Así piensa por ejemplo que ”es el hombre común el que emite juicios ligeros e irresponsables, el que hiere sentimientos y se siente feliz de hacerlo. Ser un hombre común no significa solamente ser pobre en conocimiento sino pobre de sentidos. ” Más tarde Merino habla de ”analfabetos de los sentimientos”. Estos pensamientos me recuerdan a las ideas de los ateneístas mexicanos, reflejadas muy claramente por Martín Luis Guzmán en La querella de México y en El águila y la serpiente. ¿Es posible que esta corriente haya influido al Dr. Merino y al autor Dr. Mosca-Bustamante, o es que se trata aquí de desarrollos completamente diferentes de una filosofía americana? L. Mosca-Bustamante: Yo creo que se trata de una perspectiva un poco diferente. La actitud de Merino frente al “hombre común” surge del temor que el personaje siente frente a ciertos grupos humanos que son capaces de herir sentimientos y de sentir felicidad al hacerlo. Pero esta capacidad destructiva no está conectada necesariamente con un nivel intelectual bajo, como sugieren los ateneístas. No olvidemos que en la guerra han sido muchos los ejemplos de seres humanos que poseen una formación intelectual alta y que no vacilan en gozar con el sufrimiento que ellos mismos provocan en los otros. Esto es así porque en última instancia, lo que decide el comportamiento frente al dolor del otro es el corazón, el sentimiento, no la razón. En lo que se refiere a la semejanza entre el personaje Merino y mi persona, yo creo que esta semejanza es muy limitada. El personaje Merino ha renunciado casi por completo al instinto, él es un ser casi exclusivamente racional. Yo nunca he renunciado a este medio tan útil para obtener conocimiento y tan necesario para vivir. Estoy convencido de que la esfera sensitiva del ser humano tiene tanta o más importancia que el pensamiento de cálculo frío. Y aprovecho para decirle algo que para mí tiene un enorme sentido: Si Descartes dijo ”Pienso, luego existo” yo siento la necesidad de afirmar que a la existencia se la siente y que después se la piensa. Por eso, para mí, como ya mencioné en nuestra primera entrevista en agosto del año pasado, el concepto tiene que ser: ”Siento, luego existo”. G. Rings: ¿Cómo está reflejado este concepto suyo en La marca en la arena? ¿Y es quizás este concepto un factor que diferencia su última novela esencialmente de otras novelas históricas contemporáneas? L. Mosca-Bustamante: Estoy seguro de que yo parto de un concepto diferente del que hacen muchos novelistas contemporáneos, pero el lector tiene que decidir por sí mismo si para él aquí se trata de una diferencia esencial o no. Permítame unas frases para aclarar mi concepto: Si el ser humano cometió los actos destructores de la Conquista contando con los principios del cristianismo y del humanismo, creo que es necesaria una revolución de los conceptos. Es necesaria porque la misma inhumanidad e irracionalidad en contra del Otro y de la naturaleza no solamente continúan hasta nuestra época sino que van aumentando. Nosotros estamos en una época en la cual el hombre sabe que, o cambia su actitud frente al Otro y a la naturaleza, o corre el peligro de desaparecer. Y la única forma de elaborar un plan para conservar habitable al planeta es respetando al Otro y a la naturaleza. En lo que se refiere a la naturaleza podemos aprender mucho de las culturas indígenas precolombianas. Un ejemplo es el concepto indígena de no matar animales cuando no es necesario para sobrevivir. Con respecto al Otro pero tambien a los animales, la biología y la neurología nos enseñan que cada especie ve y siente al mundo de forma distinta. Y si el ”siento, luego existo” hace que los Otros se hallen a nuestro lado y que se respete a la naturaleza, ese pensamiento central puede ser el eje de una filosofía nueva. De ahí la importancia que le doy a este concepto. Estoy seguro que el modelo económico contemporáneo por sí sólo no soluciona sino crea problemas. Producir, sí... pero cómo... G. Rings: Vamos a centrarnos un momento en los dos protagonistas de la obra: Mariano y Américo Cruz. ¿Diría Usted que Américo Cruz es un Don Quijote moderno? L. Mosca-Bustamante: Sí, Américo Cruz es un quijote moderno. Lo es en el momento en que abandona todo y va detrás de una utopía, que es una de las ideas centrales de la novela. Pero deja de ser un Quijote cuando comprende la realidad y regresa a su país sin haber conseguido lo que anhelaba, la indemnización económica para América Latina en concepto de lo que había perdido durante la colonia. Además aclaro que Merino tiene algo de Sancho Panza, porque es un hombre que solemos llamar ”práctico”. G. Rings: ¿Y Mariano Cruz? Con su entrega a la lucha heróica y al profundo amor por su mujer parece un personaje muy ambiguo. ¿Hasta qué punto lo ve Usted más bien como héroe o como antihéroe? L. Mosca-Bustamante: Mariano Cruz no es un héroe clásico justamente por su ambigüedad. Sucede que yo quise un personaje para el cual el hecho de amar fuese tan importante o quizás más que el de luchar. El héroe clásico es aquél que está obsesionado por la idea de su triunfo en el combate. Mariano Cruz cumple con ese objetivo y muere a consecuencia de las heridas que le producen en la batalla de Maipú, pero al mismo tiempo no quiere y no puede renunciar al amor, a la vida. Tiene algo de un Martín Fierro que se queja de haber perdido a su mujer y a sus hijos a causa de la guerra. G. Rings: Creo que aquí tenemos un mensaje muy importante de su novela que un psiquiatra resume para Américo Cruz con las palabras ”La vida es para vivirla”. No es para el cultivo de ideologías y mucho menos para la distribución de ideologías por medio de violencia. Esta idea llega a su punto culminante cuando el psiquiatra afirma que si ”la humanidad trate de resolver sus conflictos con la violencia es un síntoma de inmadurez”. ¿Pero no significa todo esto que la Conquista simplemente está al mismo nivel inmaduro (y a lo mejor inhumano) que el movimiento independentista latinoamericano y la revolución cubana? ¿No son todos ellos movimientos violentos llevados por algún tipo de idealismo? L. Mosca-Bustamante: Yo, como tímido humanista, pienso en la enorme cantidad de víctimas que se ha cobrado la lucha por la liberación de Latinoamérica y cuyos resultados son magros. Vamos a concentrarnos en el camino “comunista” ya que este ha sido un fenómeno internacional. ¿Cuál es la realidad económica regente actualmente en un país como Cuba, o Rusia, o Rumania? ¿Cómo decirle a los pueblos de estos países que han perdido millones de víctimas que lo intenten otra vez más y que se levanten en armas? Yo no lo haría. Por otro lado, la causa de la caída de los sistemas socialistas de estos países hay que buscarla en ellos mismos. ¿No es todo eso una gran lección? ¿No sería mejor intentarlo de otra forma? ¿No existe la posibilidad de que la conciencia humana entienda que con ese sistema egoísta en el cual los menos cada vez más tienen y los más casi nada tienen debe terminar? No olvidemos que en Europa el socialismo democrático y parlamentario ha alcanzado grandes progresos. Yo no soy político de profesión, pero observo la realidad, y creo que ahí está la solución de los problemas más graves. Habría que crear instrumentos de control mucho más eficientes y así luchar en contra de la corrupción, pero creo que el ser humano tiene la posibilidad y los medios para lograrlo. 1 Please note: This is a pre-print. For the final version see ‘Una retroperspectiva ficcional desapercibida acerca de 500 años de conquista. Entrevista de Guido Rings con el escritor argentino Lidio Mosca-Bustamante’, in: Revista Literaria Baquiana 19/20, pp. 1-7. |
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