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De Virginitate XXIII 3,1-10). Su doctrina espiritual queda dominada por la idea de la perfección concebida como un progreso. Se preocupa de justificar su doctrina apoyándola en la Escritura, sobre todo en san Pablo. El asunto de la Vida de Moisés es la cuestión de la perfección en materia de virtud. Si comienza diciendo que no la hay, es porque la virtud es esencialmente una marcha adelante. La perfección consiste en un progreso continuo. Domina toda la obra la imagen paulina del corredor enteramente tendido hacia adelante (Flp 3,13). Gregorio participa con todo el pensamiento antiguo de la idea de que el objetivo de la vida espiritual es devolver el alma a su verdadera naturaleza, que es ser imagen de Dios. Sólo que frente a la idea platónica de una divinidad inmanente en el alma, que ésta reencuentra al retomar a sí misma, se trata de un volverse hacia Dios que se le comunica y la transforma. La esencia del alma es así una participación en Dios siempre creciente; pero nunca concluida. «En cuanto a la virtud hemos aprendido del Apóstol que hay un solo límite de la perfección: el no tener ningún límite. Porque este hombre de mente abierta y elevada, el divino Apóstol, corriendo siempre por la virtud, nunca cesó de tender hacia adelante, ya que no consideraba seguro el hacer un alto en la carrera. ¿Por qué? Porque todo bien, por su propia naturaleza, no tiene límite. Lo que le limita es la posición de su contrario, como la vida por la muerte y la luz por la tiniebla. Todo bien es todo lo que atañe a los buenos por su contrario. Pues lo mismo que el fin de la vida es comienzo de la muerte, también el alto en la carrera por la virtud es el comienzo de la carrera por la maldad» (De vita Moysis, Pr. 5-6). El modo en que el espíritu creado imita la infinitud divina sin confundirse con Dios es el progresar sin fin hacia El. El deseo del cima queda colmado porque no conoce la comunicación más alta que Dios puede hacerle. A la par, Dios, a medida que se comunica, dilata su capacidad para hacerla capaz de bienes mayores. Hay dos rasgos esenciales en la doctrina de Gregorio. Uno es este del progreso perpetuo como ley de la vida espiritual. Otro es el de la habitación del Logos y con él de la Trinidad entera en el alma del justo. La mística de Gregorio es una mística del Logos. La experiencia mística es una conciencia de esta presencia. Hay también otro rasgo llamativo en sus escritos espirituales: el paso continuo que hace del plano individual al social. La ascensión del alma no es solitaria. En el In Cant., el alma sube rodeada por el cortejo de otras almas que le están vinculadas. Santificándose a sí misma, es fuente de gracias para los otros. En Vit. Moys., Moisés aparece como transmisor de las plegarias de los hombres a Dios y de las gracias de Dios a los hombres. Para poder cumplir esta misión de mediador, primero hay que haberse aproximado a Dios. Por eso la vida contemplativa deberá preceder a la activa. Por eso mismo Moisés, al comienzo su misión, comienza por retirarse al desierto de Madián, para dedicarse a las meditaciones elevadas y ser iluminado por la zarza diente. Gregorio destaca, más que la transmisión de la palabra de verdad, la comunicación de la santidad. El ascenso a la perfección sólo es posible en vinculación con la Iglesia, como miembro del corpus Christi mysticum, como consecuencia de la participación en las fuerzas de gracia que permean ese cuerpo. El bautismo pone el fundamento de todo el fuerzo moral. La eucaristía es la vigorización de nuestra alma y del comienzo de la divinización (ίEl esfuerzo ético y las gracias sacramentales se compenetran mutuamente. 1 Ya se le daba el apelativo en vida, por el uso sarcástico que hacía de ello un monje que objetaba a su doctrina sobre el Espíritu Santo. Según informa Gregorio Nacianceno en carta (Ep. 58,7) a Basilio. Cf KUSTAS, en FEDWICK (Toronto 198) 22l-222. 2 Cf. Bardy, DSp 1(1937) 1279-1281. 3 Cf. Hamman, en Miscellanea Dekkers (Brugge/Gravenhage 1975) 35. 4 Cf. Dörries (Göttingen 1966) 136, que ve en esta triple conexión una señal rara el reconocimiento de los escritos auténticos de Basilio. 5 Cf. Carmen De Vita sua II 1818-1822: PG37, 1156-1157. 6 Que la ausencia de límites implica infinitud es un argumento que deriva de Plotino. |