MARIA JOSE ZAMORANO
2011
Sobre la construcción del sentido. Reflexión y revisiones sobre la crítica de arte. Don Fabricio, cansado, se retira del gran salón donde tiene lugar el baile. En una biblioteca privada, sentado cómodamente en un sillón, comienza a contemplar un cuadro. La obra es la Muerte del justo, de Greuze y representa a un personaje en su lecho de muerte rodeado de familiares y amigos. El príncipe, personaje de la película El gatopardo, se pregunta si su muerte, cuando le llegue, será así; movilizado genera, a partir de la pintura, distintos planteos que tienen que ver con su propia existencia. El sentido de la obra corresponde tanto al sujeto emisor como al sujeto receptor en esta relación que se instaura con la mediación del producto artístico. La crítica de arte como disciplina surge a comienzos de la modernidad y están considerados como sus textos iniciales los artículos críticos de Denis Diderot sobre los Salones de París de1759. El filósofo francés escribía sobre Greuze, aunque no sobre la Muerte del justo; de todas maneras leyéndolo podríamos sacar información sobre el modo de pintar del artista y sus temáticas. Veríamos como elevaba al artista a la categoría de pintor hábil, hombre sensible de gusto y lo alentaba con la pintura moral o como le reprochaba ciertas cuestiones como repeticiones o que no era un buen colorista.
Decía el escritor, “Este Greuze es verdaderamente mi hombre... En primer lugar, me agrada el género; es la pintura moral. ¡Vaya! ¿Acaso el pincel no se ha consagrado bastante y por demasiado tiempo al libertinaje y al vicio? ¿No debemos sentirnos satisfechos de verlo colaborar al fin con la poesía dramática para conmovernos, instruirnos, corregirnos, incitándonos a la virtud? ¡Valor, amigo Greuze, moralidad con la pintura y hacedlo siempre como en el presente!” (Richard, 1972: 21-22) Podemos entender en sus dichos un juego entre el crítico y el artista; el primero, al tiempo que enseña al público a comprender el significado de aquello que el artista produce, sienta las bases del esquema que será puesto en práctica por el segundo. Más desde entonces a nuestros días el arte cambió y cambiaron con él los artistas, el público y los críticos. Y aunque pareciese que ese juego sigue intacto se entiende que hoy, la escritura crítica, más allá de la autoridad de su análisis, no construye ya discursos definitivos ni cerrados. El aleatorio valor de las obras no descansa sobre datos estáticos sino que se desarrolla en la dinámica abierta de su recepción y por ese motivo la crítica en un aquí y ahora, se dedica a construir un relato sin clausura.
Un crítico como aquel que escribe un texto; líneas críticas que nos hacen mirar de otro modo, informarnos, reflexionar o querer ver y que, luego del contacto con la obra, nos hacen querer volver a leer.
Retroalimentación, una obra sobre otra obra. En palabras de Todorov “la crítica es diálogo (…) encuentro de dos voces, la del autor y la del crítico, en el cual ninguna tiene privilegio sobre otra” (Todorov: 149).
La crítica de arte, implica siempre una toma de posición. Un lugar desde donde se emitirá un discurso que, sobre la base de componentes como lo son el juicio y el gusto, buscará un sentido a la obra de arte; pero no como una elaboración explicativa o contemplativa sino como un discurso que es una obra en sí misma. |