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FABULAS Y VERDADES Rafael Pombo Nuestro amigo Rafael Pombo, el escondidizo autor de Edda, y cuyo nombre será suficiente carta de recomendación tenia escrita de años atrás una colección, de fábulas morales, hecha con estudio de los defectos y necesidades de nuestros pueblos, y calculada para servir de libro, de lectura en la escuela y en el hogar doméstico, para todas edades y condiciones. Pero con su habitual repugnancia a darse a luz, y con el despego y distracción con que trata, o mejor dicho olvida, todo lo suyo, este libro dormía no sabemos dónde, hasta que recientemente algunos amigos interesados en la causa de la educación popular y sabedores, de la grande aceptación, con que corren en Cuba y en la América del Sur, entre padres y niños, unas dos colecciones de cuentos en verso que él adaptó al español transformándolos a su manera y sin darles su nombre, le aconsejaron que escribiese lo que casualmente ya tenía escrito, una colección completa de fábulas y moralidades, la cual, una vez arrancada a su profundo sueño, no ha recibido más que aplausos y pedidos de cuantos la han visto en manuscritos. Hoy tenemos la doble satisfacción de anunciar que va a imprimirse inmediatamente, y de dar adelantadas a los lectores de El Mundo Nuevo algunas muestras de ella. La colección lleva el nombre de Fábulas y Verdades; consta de mas de doscientas composiciones, y está graduada por edades, estados y condiciones de la vida, desde la candorosa trivialidad para el niño, hasta la filosofía de la religión, del matrimonio, las artes y letras, la política y la magistratura, creyendo el autor que todo sano principio debe inculcarse desde la niñez, cuando el corazón es dúctil, para que se imprima de una manera indeleble. El niño debe aprender aún muchas nociones que entonces no penetra completamente: cuando le llegue el día de penetrarlas, ya tienen para él cierta autoridad que involuntariamente lo gobiernan, como el ejemplo de la madre y sus creencias religiosas. El señor Pombo ha dado en su libro particular atención a la higiene y a la filosofía, totalmente olvidadas en libros análogos; su moral es la de la fe, la dignidad humana, la actividad y el trabajo, y ataca sin misericordia los malos hábitos de nuestra raza, o atribuidos a nuestros climas, que se oponen allí al desarrollo armónico del hombre y a su longevidad. Más de la tercera parte de las fábulas son originales, y de una variedad inusitada en metros y tratamiento. La parte política no envuelve alusiones de partido: reconoce la necesidad de dos, por lo menos, en toda república, y les predica el deber de comprenderse y respetarse mutuamente y de sacar de sus disonancias la armonía nacional. La idea de la obra (filosóficamente análoga a la del sistema objetivo) es dar un breve curso de educación y conducta por medio de imágenes, vistiendo éstas del adhesivo e imperecedero encanto del verso. El autor nos autoriza para anunciar que las Fábulas y Verdades formarán un volumen mayor que las de Iriarte y Samaniego. {* ) Este artículo se publicó en la importante revista Mundo Nuevo de Nueva York, que dirigía el insigne literato cubano don Enrique Piñeiro, en la época en que el señor Pombo, residente en los Estados Unidos, pensó en editar las Fábulas y Verdades; proyecto que no se realizó. EL RENACUAJO PASEADOR El hijo de Rana. Rinrín Renacuajo, Salió esta mañana muy tieso y muy majo Con pantalón corto, corbata a la moda, Sombrero encintado y chupa de boda. "¡Muchacho, no salgas!" le grita mamá, Pero él le hace un gesto y orondo se va. Halló en el camino a un ratón vecino, Y le dijo: "¡Amigo! venga usted conmigo, "Visitemos juntos a doña Ratona "Y habrá francachela y habrá comilona". A poco llegaron y avanza Ratón, Estírase el cuello, coge el aldabón, Da dos o tres golpes, preguntan: ¿Quién es?" "-Yo, doña Ratona, beso a usted los pies". "¿Está usted en casa?" -"Sí, señor, sí estoy; "Y celebro mucho ver a ustedes hoy; "Estaba en mi oficio, hilando algodón, "Pero eso no importa; bien venidos son". Se hicieron la venia, se dieron la mano, Y dice Ratico, que es más veterano: "Mi amigo el de verde rabia de calor, "Démele cerveza, hágame el favor". Y en tanto que el pillo consume la jarra Mandó la señora traer la guitarra Y a Renacuajito le pide que cante Versitos alegres, tonada elegante. "-¡Ay! de mil amores la hiciera, señora, "Pero es imposible darle gusto ahora, "Que tengo el gaznate más seco que estopa "Y me aprieta mucho esta nueva ropa". "-Lo siento infinito, responde tía Rata, "Aflójese un poco chaleco y corbata, "Y yo mientras tanto les voy cantar "Una cancioncita muy particular". Mas estando en esta brillante función De baile y cerveza, guitarra y canción, La Gata y sus Gatos salvan el umbral, Y vuélvese aquello el juicio final. Doña Gata vieja trinchó por la oreja Al niño Ratico maullándole: "¡Hola!" Y los niños Gatos a la vieja Rata Uno por la pata y otro por la cola. Don Renacuajito mirando este asalto Tomó su sombrero, dio un tremendo salto, Y abriendo la puerta con mano y narices, Se fue dando a todos "noches muy felices". Y siguió saltando tan alto y aprisa, Que perdió el sombrero, rasgó la camisa, Se coló en la boca de un pato tragón Y éste se lo embucha de un solo estirón. Y así concluyeron, uno, dos, y tres, Ratón y Ratona, y el Rana después; Los Gatos comieron y el Pato cenó, ¡Y mamá Ranita solita quedó! SIMON EL BOBITO Simón el Bobito llamó al pastelero: "¡A ver los pasteles! ¡los quiero probar!" "-Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero "Ver ese cuartillo con que has de pagar". Buscó en los bolsillos el buen Simoncito Y dijo: "¡De veras! no tengo ni unito". A Simón Bobito le gusta el pescado Y quiere volverse también pescador, Y pasa las horas sentado, sentado, Pescando en el balde de mamá Leonor. Hizo Simoncito un pastel de nieve Y a asar en las brasas hambriento lo echó, Pero el pastelito se deshizo en breve, Y apagó las brasas y nada comió. Simón vio unos cardos cargando ciruelas Y dijo: -"¡Qué bueno! las voy a coger". Pero peor que agujas y puntas de espuelas Le hicieron brincar y silbar y morder. Se lavó con negro de embolar zapatos Porque su mamita no le dio jabón, Y cuando cazaban ratones los gatos Espantaba al gato gritando: ¡ratón! Ordeñando un día la vaca pintada Le apretó la cola en vez del pezón; Y ¡aquí de la vaca! le dio tal patada Que como un trompito bailó don Simón. Y cayó montado sobre la ternera Y doña ternera se enojó también, Y ahí va otro brinco y otra pateadera Y dos revolcadas en un santiamén. Se montó en un burro que halló en el mercado Y a cazar venados alegre partió, Voló por las calles sin ver un venado, Rodó por las piedras y el asno se huyó. A comprar un lomo lo envió taita Lucio, Y él lo trajo a casa con gran precaución Colgado del rabo de un caballo rucio Para que llegase limpio y sabrosón. Empezando apenas a cuajarse el hielo. Simón el Bobito se fue a patinar, Cuando de repente se le rompe el suelo Y grita: "¡Me ahogo! ¡vénganme a sacar!" Trepándose a un árbol a robarse un nido, La pobre casita de un mirlo cantor, Desgájase el árbol, Simón da un chillido, Y cayó en un pozo de pésimo olor. Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco; Y volviendo a casa le dijo a papá: "Taita, yo no puedo matar pajaruco "Porque cuando tiro se espanta y se va". Viendo una salcera llena de mostaza Se tomó un buen trago creyéndola miel, Y estuvo rabiando y echando babaza Con tamaña lengua y ojos de clavel. Vio un montón de tierra que estorbaba el paso, Y unos preguntaban: "¿qué haremos aquí?" -¡Bobos! dijo el niño resolviendo el caso; "Que abran un grande hoyo y la echen allí". Lo enviaron por agua, y él fue volandito Llevando el cedazo para echarla en él; Así que la traiga el buen Simoncito Seguirá su historia pintoresca y fiel. PASTORCITA Pastorcita perdió sus ovejas ¡Y quién sabe por dónde andarán! -No te enfades, que oyeron tus quejas Y ellas mismas bien pronto vendrán. Y no vendrán solas, que traerán sus colas, Y ovejas y colas gran fiesta darán. Pastorcita se queda dormida, Y soñando las oye balar; Se despierta y las llama en seguida, Y engañada se tiende a llorar. No llores, Pastora, que niña que llora Bien pronto la oímos reír y cantar. Levantóse contenta, esperando Que ha de verlas bien presto quizás; Y las vio; mas dio un grito observando Que dejaron las colas detrás. ¡Ay mis ovejitas! ¡Pobres raboncitas! ¿Dónde están mis colas? ¿no las veré más? Pero andando con todo el rebaño Otro grito una tarde soltó, Cuando un gajo de un viejo castaño Cargadito de colas halló. Secándose al viento, dos, tres, hasta ciento, ¡Allí unas tras otra colgadas las vio! Dio un suspiro y un golpe en la frente, Y ensayó cuanto pudo inventar, Miel, costura, variado ingrediente, Para tánto robón remendar; Buscó la colita de cada ovejita Y al verlas como antes se puso a bailar. JUAN CHUNGUERO Era Juan Chunguero insigne gaitero Con la misma gaita que fue de su taita, Y aunque un aire sólo trinaba este Apolo, Furibundo estrépito formaba con él. Y muchas parejas, y aun viejos y viejas, Bailaban en tanto con risa y con canto, Y de ellos no pocos resultaron locos Por arte diabólica del músico aquel. La abuela Tomasa volviendo a su casa Bailó una cachucha, tan ágil, tan ducha, Que vieja y canasto se hicieron emplasto Y tortilla espléndida de huevos con pan. Dicen que un cordero salió maromero Y montó en un lobo que andaba hecho un bobo. Y que aquella vaca que ordeñaba Paca Armó con el cántaro una de "¡San Juan!" Iba en su camino sudando un pollino Y dándole palo su enemigo malo, Mas oyó al gaitero y ¡adiós del arriero! Y ¡adiós carga y látigo, cabestro y cinchón! Pero no hubo gloria en toda esta historia Como la de aquella Pastorcita bella Viendo ya encolada toda su manada, Valsando alegrísima de la gaita al són, Y al ver a Pastora aquel Juan Chunguero, Y oyendo a Chunguero la linda Pastora, El se hizo Pastor; gaitera, Pastora. Y él su corderito y ella su cordero. LA POBRE VIEJECITA Erase una viejecita Sin nadita qué comer Sino carnes, frutas, dulces, Tortas, huevos, pan y pez. Bebía caldo, chocolate, Leche, vino, té y café, Y la pobre no encontraba Qué comer ni qué beber. Y esta vieja no tenía Ni un ranchito en qué vivir Fuéra de una casa grande Con su huerta y su jardín. Nadie, nadie la cuidaba Sino Andrés y Juan y Gil Y ocho criados y dos pajes De librea y corbatín. Nunca tuvo en qué sentarse Sino sillas y sofás Con banquitos y cojines Y resorte al espaldar. Ni otra cama que una grande Más dorada que un altar, Con colchón de blanda pluma, Mucha seda y mucho olán. Y esta pobre viejecita Cada año, hasta su fin, Tuvo un año más de vieja Y uno menos qué vivir. Y al mirarse en el espejo La espantaba siempre allí Otra vieja de antiparras, Papalina y peluquín. Y esta pobre viejecita No tenía qué vestir Sino trajes de mil cortes Y de telas mil y mil. Y a no ser por sus zapatos, Chanclas, botas y escarpín, Descalcita por el suelo Anduviera la infeliz. Apetito nunca tuvo Acabando de comer, Ni gozó salud completa Cuando no se hallaba bien. Se murió de mal de arrugas, Ya encorvada como un 3, Y jamás volvió a quejarse Ni de hambre ni de sed. Y esta pobre viejecita Al morir no dejó más Que onzas, joyas, tierras, casas, Ocho gatos y un turpial. Duerma en paz, y Dios permita Que logremos disfrutar Las pobrezas de esa pobre Y morir del mismo mal. EL GATO BANDIDO Michín dijo a su mamá: "Voy a volverme Pateta, "Y el que a impedirlo se meta "En el acto morirá. "Ya le he robado a papá "Daga y pistolas; ya estoy "Armado y listo; y me voy "A robar y matar gente, "Y nunca más (¡ten presente!) "Verás a Michín desde hoy". Yéndose al monte, encontró A un gallo por el camino, Y dijo: "A ver qué tal tino "Para matar tengo yo". Puesto en facha disparó, Retumba el monte al estallo, Michín maltrátase un callo Y se chamusca el bigote; Pero tronchado el cogote, Cayó de redondo el gallo. Luego a robar se encarama, Tentado de la gazuza, El nido de una lechuza Que en furia al verlo se inflama. Mas se le rompe la rama, Vuelan chambergo y puñal, Y al són de silba infernal Que taladra los oídos Cae dando vueltas y aullidos El prófugo criminal. Repuesto de su caída Ve otro gato, y da el asalto, "¡Tocayito, haga usted alto! "¡Déme la bolsa o la vida!" El otro no se intimida Y antes grita: "¡Alto el ladrón!" Tira el pillo, hace explosión El arma por la culata, Y casi se desbarata Michín de la contusión. Topando armado otro día A un perro gran bandolero, Se le acercó el marrullero Con cariño y cortesía: "Camarada, le decía, "Celebremos nuestra alianza"; Y así fue: diéronse chanza, Baile y brandy, hasta que al fin Cayó rendido Michín Y se rascaba la panza. "Compañero, dijo el perro, "Debemos juntar caudales "Y asegurar los reales "Haciéndoles un entierro". Hubo al contar cierto yerro Y grita y gresca se armó, Hasta que el perro empuñó A dos manos el garrote; Zumba, cae, y el amigote Medio muerto se tendió. Con la fresca matinal Michín recobró el sentido Y se halló manco, impedido, Tuerto, hambriento y sin un real. Y en tanto que su rival Va ladrando a carcajadas Con orejas agachadas Y con el rabo entre piernas, Michín llora en voces tiernas Todas sus barrabasadas. Recoge su sombrerito, Y bajo un sol que lo abrasa, Paso a paso vuelve a casa Con aire humilde y contrito. "Confieso mi gran delito "Y purgarlo es menester, Dice a la madre; "has de ver "Que nunca más seré malo, "¡Oh mamita! dame palo "¡Pero dame qué comer! TIA PASITROTE Tía Pasitrote Salió con Mita Y en el cogote Va la chiquita. Toda la gente Soltó la risa Y ella les dijo: "Voy muy de prisa; "Ríanse ustedes; "Yo también río". Y doña Gata Les hizo "Muío". Compró zapatos Para Madama, Pero a su vuelta La encontró en cama. Le dio una fruta, Le dio una flor, Y al punto Mita Cogió un tambor; Y con más garbo Que un capitán, Dio un gran redoble ¡Ra-ca-ta-plán! Tía Pasitrote Fue a comprar leche Y le dijeron "Que le aproveche". Buscando a Mita Volvió corriendo Y a la chiquita La halló cosiendo, Quieta y juiciosa Como un muchacho Ensartando hebras De su mostacho. Salió a comprarle Capa o capote Y unas navajas Para el bigote; Pero al retorno La halló traviesa Patas arriba Sobre una mesa. Le dio a la tía La pataleta, Mas volvió en sí Con la trompeta. Llegó la tía Tan boquiabierta Que no cabía Por esa puerta. Dio un paso en falso, Móndase un codo, Y al suelo vino Con silla y todo. Entonces grita "¡Ay ay! ¡ay! ¡ao!" Y la Michita Dijo "¡Miaao!!" Salió a comprarle La mejor pluma, Pagó por ella Cuantiosa suma; Volvió a la casa Como clueca, Y halló a la niña Con su muñeca, Un ratoncito, ¡Pobre ratón! Que atormentaba Sin compasión. Salió a traerle Una gorrita, Pero al regreso No encontró a Mita. Dio muchas vueltas Busca que busca, Y atrapó al cabo A aquella chusca, Con un mosquete De dos cañones, Pólvora y balas Y municiones. Salió de nuevo Tía Pasitrote Con sus cachetes Y su garrote. Volvió muy pronto Hecha una fiesta, Con una silla Para la siesta, Y encontró a Mita Lavando ropa Y mojadita Como una sopa. JUAN MATACHIN ¡Mírenle la estampa! Parece un ratón Que han cogido en trampa. Con ese morrión. Fusil, cartuchera, Tambor y morral, Tiene cuanto quiera Nuestro general. Las moscas se espantan Así que lo ven, Y él mismo al mirarse Se asusta también. Y a todos advierte Con lengua y clarín "¡Ay de aquel que insulte "A Juan Matachín!" PERICO ZANQUITUERTO Perico Zanquituerto Se huyó con un dedal, Y su abuelita Marta No lo pudo alcanzar. El corre como un perro Y ella como un costal, Y apenas con la vista Persigue al perillán. Bien pronto se tropieza, Da media vuelta y cae, Y ella le dijo: "Tóma "¿Quién te mandó a robar?" Con un palo a dos manos Lo iba alcanzando ya Cuando siguió Perico Corriendo más y más. De un cubo de hojalata Hizo luégo un tambor, De un huso viejo, espada, Y del dedal, chacó; Y al verse hecho un soldado Exclama: "¡Caracol! "Ni un escuadrón de abuelas "Me hará temblar desde hoy". Un ganso en ese instante El pescuezo estiró Diciéndole: "¡Amigote! ¿Qué tal? clí, clí, cló, cló". Ahí sí se echó de espaldas El vándalo feroz Clamando: "¡Auxilio, auxilio! "¡Que me traga este león!" JUACO EL BALLENERO Yo soy Juaco el ballenero Que hace veinte años me fui A pescar ballenas gordas A dos mil leguas de aquí. Enorme como una iglesia Una por fin se asomó, Y el capitán dijo: "¡Arriba! "Esa es la que quiero yo". Al agua va el capitán Con su piquete y su harpón, Lavándose antes lo ojos Con unos tragos de ron. Al verlo alzar la botella Se consumió el animal, Y dieron vueltas y vueltas Sin encontrar ni señal. Cuando de repente ¡zás! Da el pescado un sacudón Y barco y gente salieron Como bala de cañón. La luna estaba de cuernos Y hasta allá fueron a dar, Y como jamás han vuelto Debiéronse de quedar. Cuando vayas a la luna Búsca a mi buen capitán Con su nariz de tomate Y su barba de azafrán. Díle que este pobre Juaco No lo ha podido ir a ver Porque no sabe el camino Ni tiene un pan qué comer. Y si viniere un correo De la luna para acá. Mándame una limosnita Que Dios te la pagará. ARRULLO Duérme, duérme, vida mía; No más juego y parlería. Ciérra, ciérra los ojitos, Que los ángeles benditos Mientras haya quien los vea No te vienen a arrullar. Duérme pronto, dulce dueño, Que yo misma tengo empeño De quedarme dormidita Y gozar de la visita De esos ángeles que vienen A mecerte y a cantar. Duérme, duérme vida mía, No se vayan a enfadar. Duérme, duérme, ya que vienen Y dormido los verás, Que te mecen y remecen Y te besan a compás. EL PASEO Hermosa está la mañana; Y como Sara y Mariana Y Valentín y Ramón Han dado bien la lección, Se decreta un gran paseo Con tal de que con aseo Toda la gente se vista. Hé allí la canasta, lista Con fiambre de tomo y lomo. -¡Vámonos, o me lo como! Ataos bien los sombreros, Muchachos y caballeros, Porque vamos a apostar Al que más rápido corra, Y aquel que pierda la gorra Tiene después que ayunar. Nombro capitán a Irene, Y el ama irá con el nene. Iban ya por el portón Cuando el amable Ramón Sabiendo que la criada Estaba medio baldada, Detúvose con placer Para ayudarle a meter La leña de la cocina. Y el padre al verlo exclamó: -"Al que ayuda, lo ayudó "La Providencia Divina". En cuanto al bobo de Máximo, Como la lección dio pésima, Quedó encerrado estudiándola Con una cara famélica. "¡Ay!" rezongaba, "¡qué lástima! "¡Que un día tan lindo, qué pérdida!" Y a sus pies gruñía -"¡Embrómate!" Su condiscípula América. Ya llegaron. Hizo alto la gente En un campo a la orilla del río. Desataron las chicas el lío Y empezaron metiéndole diente Valentín desafió guapamente A correr, y ganó el desafío. Sara, Irene, Mariana y Dolores Entretanto jugaban con flores, Y tejieron coronas tan bellas Que adornaron las gorras con ellas. Luégo entraron a un bote pintado Y pasaron de un lado a otro lado. Cuando el fiambre se acabó Se hizo el dormido Papá Y a Sarita le ocurrió Ver qué tan dormido está. Trajeron montones de heno Para echárselos encima; El da un brinco de lo bueno Así que ella se le arrima. Y le dice: "¡Ah picarona! "El enemigo está preso, "Y en pena de su intentona "Tiene que dejarme un beso". Al punto que regresan del paseo Va Mariana a buscar a Maximino Llevándole la fruta más hermosa Que le tocó del suculento avío. Abre la puerta de la odiosa cárcel, América se escapa dando un brinco y cansado de libros y muñecas Estaba el niño Máximo dormido. Los demás fueron al cuarto De su dulce tía Victoria Y le contaron la historia De la excursión, y el reparto De la gran manducatoria. Nada quedó por decir, Y después de repetir Todo, todo la otra hermana, Se marcharon a dormir; Con lo cual, hasta mañana. EL REY CHUMBIPE SILVA I Vanidad y ambición cuestan muy caro, Y el Rey Chumbipe lo hizo ver bien claro. Era el tal un fornido Pavo, entre muchos pavos escogido, Que en su corral, con Chumba y sus hijuelos, Pavipollos monísimos, vivía, Y dio en la más ridícula manía. Vivir bien, muy cuidado, en casa propia, Con su familia entera, sin recelos, Ni enemigos ni deudas, -a este loco Le pareció muy poco, Y a su mujer también, pues la tal Pava Era aún más fanfarrona que el marido. A entrambos la ambición les trabajaba Los sesos (si los tienen); Nacidos para reyes se imaginan, Quieren conquista y corte y fausto y pompa; Ansían que en todo pico al aire suenen Su nombre y las empresas que maquinan, Y que los elefantes con su trompa Cantándolas en verso el orbe llenen. "Está echada la suerte", exclamó un día El insigne archipámpano saltando A un campo ajeno; "míra, esposa mía, ¡Qué vista tan soberbia, qué abundancia De trigo y de maíz! no te parece Que en esta rica estancia ¿Será prudente que a fundar empiece Mi vasta capital de Chumbipía? Y pues tenemos la despensa llena "Vamos pronto, en caliente, convidando Por escuela o por bando A un gran festín que servirá de estrena Al chumbípico mando. Acudirán las aves por millones, Como a sacarse de mal año el buche, Y el Ganso les dirá: "Señores míos, "Antes de que uno sólo un grano embuche, "Vamos desagraviando, aunque tardíos, "A nuestros dos modestos anfitriones, "¿Hasta cuándo, señores, hasta cuándo "Ha de seguir el Aguila mandando? "¿Qué derechos le asisten? ¿qué mercedes "Hizo jamás? ¿qué empleos, qué pensiones "Le han merecido ustedes? "¿Cuándo esa pollicida "Nos ha invitado a opíparo banquete "Como el noble Chumbipe nos convida? "¡Básta de sufrimiento! "¡Cese nuestra abyección! ¡Pronunciamiento! "¡Caiga el Aguila impía! "Y pues nada es peor que la anarquía, "No dejemos acéfalo un momento "El imperio del aire; sin demora "Encarámese aquel a quien le incumba. "Leo vuestro pensamiento: "¡Vivan el Rey Chumbipe y Reina Chumba!" Tras de esta alocución, u otras razones Que el hábil orador juzgue oportunas, Votarán los glotones, Y... ya comprenderás... ¡no tiene quite!... Proclamaban Rey al amo del convite O se van en ayunas. Chumba aprobó entusiástica el proyecto Y lo puso en efecto Arrancando una pluma del buen Ganso, Que ya estudiaba con afán su arenga, Y escribiendo con ella la obligada Fórmula de "Se espera que usted venga". Toda la grey volátil fue invitada Excepto Aguila y Buitre; también creo Que el Pavo Real y su gentil señora Se pasaron en blanco, no embargante El parentesco y la orden terminante De instarlos con dulcísimo tuteo Que Chumbipe galán dio a la escritora. Algún viejo zelillo entraba en cuenta, O el traje de su primo y su parienta No agradaban a Chumba; esta doctora, Digna mujer del fantasmón zoquete, No advirtió nunca que el Pavón hinchado Es, con toda su púrpura y brocado, Un para nada, un ruin |