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![]() DISEÑO DE ENSEÑANZA CLASE A CLASE SECTOR: Lenguaje y Comunicación. CURSO: Segundo Básico. PROFESOR EN FORMACIÓN: Mariela Salinas.
“Aprender a sentir, para poder expresar” La clave para distinguir el conocimiento base para la enseñanza, está en la intersección de la materia y la didáctica, en la capacidad de un docente para transformar su conocimiento del contenido, en formas que sean didácticamente impactantes y aún así adaptable a la variedad que presentan sus alumnos en cuanto a habilidades y bagajes. (Shulman, 2005, p. 21) Bajo ésta premisa, es entonces que el aspecto relevante de la clase fue adaptar la enseñanza del poema, considerando los intereses y características de mis estudiantes. Primero: Establecer y comprender claramente para qué trabajamos el poema, más allá del objetivo que nos entregue el programa de estudio; concebir el poema como una forma de expresar sentimientos o emociones, utilizando el lenguaje metafórico que nos permite transformar la realidad. Entonces, ¿qué es lo esencial? las emociones, el sentimiento, puesto que un poema me será significativo en la medida que me haga soñar despierto, me provoque un nudo en la garganta al leerlo o me recuerde aquél amigo que se fue tan lejos. Segundo: Otorgar el momento de conexión con ellos mismos, que les proporcione un encuentro con sus sentimientos y así, encontrar un tema de interés para su escrito, otorgando sentido a las palabras que expresarán lo que sienten. Por otra parte, Shulman (2005) hace referencia a forma de impartir la enseñanza como pueden ser el “manejo, presentaciones, interacciones, trabajo grupal, disciplina, humor, formulación de preguntas, y otros aspectos de la enseñanza activa, la instrucción por descubrimiento o indagación.” (p. 20). Es por eso y a partir de ello que, la clase comenzó con una motivación que buscó llevarlos a conectarse con antiguas vivencias las cuales les habían producido distintas sensaciones. En esta oportunidad, utilicé el sentido del olfato; a través de él pudieron recordar sus comidas favoritas, dónde, con quiénes y por qué las habían comido. Es así como trozos de canela y queso, limones, mandarinas, membrillos y naranjas, permitieron que los distintos aromas, pudiesen intervenir en la estimulación de determinadas emociones que posteriormente se verían reflejadas en los escritos. Tal ejercicio, dio paso a comentar las sensaciones provocadas, con el resto del curso, ya que así otros pudieron recordar anécdotas similares y poco a poco, ahondar en sus sentimientos. Otro grupo de niños, a partir de la actividad, recordó alguna anécdota y explicó qué aroma le recordaba siempre ese hecho, como por ejemplo, a uno de ellos el olor del mar le recordaba a su abuelo, hacía poco fallecido, y los veranos que jugaban al balón. Plasmaron, de forma breve, algunas de las sensaciones en una hoja, apuntando qué vivencia les había recordado cada aroma comentado. A partir de ello, escogieron una de esas vivencias, destacando todo lo bueno de aquél momento; quiénes estaban presente, qué detalles recodaban y qué emociones les provocaba. Una vez escritas las vivencias, observaron, escucharon y leyeron un poema sin título proyectado en la pizarra y dedujeron qué emociones o sentimientos quiso expresar el autor y cuál podría ser el título del poema. Surgieron coincidencias con sus escritos, dudas acerca de la manera de escribir un poema, ya que observaron que no era igual, por ejemplo, a la de un cuento y preguntas como: ¿Por qué está escrito así, separadito? , Profesora, si aún le quedaba espacio, ¿Por qué escribió abajo?. Observaron también que, al leerlo, algunas palabras sonaban parecidas, identificando en qué sílaba de la palabra su sonido era similar a otra, y jugaron a crear rimas con palabras extraídas de sus mismos escritos, conociendo así las características del poema y preguntando si ellos también podían escribir uno. Finalmente, tan exquisitos sentimientos guardados, se transformaron en hermosos poemas para ese hermano mayor que añoraban cuando comían galletas de canela juntos, y con el cual ahora sólo pelean, o para esa madre que cocina el pastel favorito en cada cumpleaños y para aquélla vecina que se cambió de casa, con la cual comían limón a escondidas. Cuando llegó la hora de la evaluación, fue relevante lo que habían logrado expresar, el cómo llevaron a cabo el proceso y si realmente yo, como docente, había cumplido el objetivo, ya que si consideramos la evaluación como “verificar la comprensión de los alumnos durante la enseñanza interactiva” (Shulman, 2005, p. 20). Entonces no tomé en cuenta, en esta primera instancia, la estructura técnica al escribir un poema, sino más bien, la intención, abocándome al objetivo del poema que establecí en un comienzo. En síntesis, siento que el uso de las emociones y el trabajo directo a partir de las propias experiencias vividas por los mismos alumnos, permitieron que la clase tomase su propio curso y concluyera con hermosos poemas creado por ellos mismos, comprendiendo su sentido y por sobre todo, aprendiendo a expresar lo que sienten. Y terminada mi clase, pude decir satisfecha, “objetivo cumplido”. Referencia Bibliográfica.
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