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¿Qué son las jarchas? Un vestigio de un mundo perdido: el de la poesía popular mozárabe.Una lírica sencilla y primitiva, oral y callejera, cuya historia se pierde en la noche medieval. Se descubrieron 1948, a raíz de los estudios del hebraísta Samuel M. Stern y el arabista Emilio García Gómez. Quedan unos 70 poemas de este tipo.Se conservan escritos en caracteres árabes o hebreos sin vocales, por lo que su transcripción y traducción es dudosa a menudo. Son la parte final (o “finida”) de una moaxaja, poema culto en árabe o hebreo clásico que a veces incorporaba como estribillo unos versos romances. Esa especie de estribillo o final es la “jarcha”. El tema de las jarchas En su mayoría son poemillas breves de una mujer enamorada que se lamenta de la ausencia del amado. Otras jarchas constituyen alabanzas a personajes importantes de la época, por lo que incluyen más o menos veladas alusiones a la vida de la comunidad hispanoárabe. También hay algunas que contienen epicúreos elogios de los placeres de la vida. En este sentido, algunas jarchas expresan con especial intensidad la inmensa alegría que produce el encuentro amoroso. El estilo y la forma de las jarchas El lenguaje es directo, íntimo e intenso. Aparecen numerosos arabismos (sidi, habib…). La mujer suele dirigirse a sus confidentes (amigas, hermanas, madre), o incluso al amado, en tono enfático y lastimero. Los versos son de arte menor y forman estrofas cortas que van desde el pareado hasta la octavilla, con preferencia por la cuarteta. Las rimas son abrazadas (abab), monorrimas (aaaa) o tipo copla (-a-a). Presentan similitudes temáticas y formales evidentes con otras primitivas formas de la lírica peninsular como las cantigas d’amigo gallegas, la canción de doncella, el zéjel y el villancico. Entre sus rasgos de estilo característicos destacan las repeticiones, los paralelismos, las exclamaciones y otros recursos sencillos como comparaciones y metáforas de gran sensualidad y plasticidad. Sentido último En Al-Ándalus, la España musulmana medieval, una tierra a veces pintada como terrible y oscura, y otras como culta y sensual, abierta y gozosa, fue posible que naciera un género de poesía que fundía lo popular y lo cortesano, lo musulmán y hebreo y lo cristiano, la voz del hombre y la de la mujer. Y todo para hablar de amor, de ternura, de libertad y de deseo. De ese impulso mestizo y primitivo, en la más pura línea del folclore, surgieron las jarchas, como poesía nacida del pueblo, dolorosa y a la vez placentera, como reflejo de la gran sensibilidad artística de tantas gentes sin nombre cuyas palabras nos llegan milagrosamente hasta hoy con claridad y nos dicen cosas como: Ama antes de que sea tarde, ven y no te detengas... |