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canto Gotama, deseoso de riqueza.(9) ... Cuando me ponderaron la enorme fuerza del dios devorador de madera, él manifestó su color como lo hizo para los Usij; este Agni brilla alegremente con luz resplandeciente, quien habiendo envejecido, de repente se ha hecho joven. Agni que ilumina los bosques como si estuviera sediento, que resuena en su camino como el agua, como las ruedas de un carro, Agni de negro camino, ardiente, gozoso, brilla como el cielo sonriendo entre las nubes. Agni que se extendió abrasando a lo largo de la ancha tierra, camina como un animal, libre, sin pastor; Agni, inflamado, abrasando los matorrales, dios de rostro ennegrecido, ha saboreado la tierra. (10) 2.- Quiero, pues, proclamar las hazañas de Indra, las que ha hecho en primer término el dios del rayo; él dio muerte a la serpiente, atravesó a lo largo las aguas, hendió el vientre de las montañas. Dio muerte a la serpiente que se había asentado en la montaña; Tvastar le había modelado el rayo que resuena. Como las vacas que mugiendo se dispersan, las aguas descendieron derechas al océano. Macho en celo, eligió el Soma; bebió del Soma prensado en los tres cántaros; dios generoso, tomó el arma arrojadiza; mató a esta serpiente, la primera nacida de las serpientes. Cuando tú mataste, Indra, a la primera nacida de las serpientes, tú aniquilaste las acciones arteras de los arteros demonios; entonces, engendrando al sol, al cielo, a la Aurora, en verdad ya no encontraste más enemigos... Como un mal guerrero embriagado por nefasta borrachera, Vrtra desafió al gran luchador, dios que rechaza con poder, bebedor de Soma; no pudo resistir el choque de las armas mortíferas de Indra; fue aniquilado quedando sin rostro, Vrtra, que tenía a Indra por enemigo. Sin pies, sin manos, había combatido contra Indra; éste lo golpeó con el rayo en la espalda. Buey que se pretendía la réplica del toro, Vrtra yacía disperso en mil lugares. Como yacía de tal guisa, como buey destrozado, las aguas avanzaron sobre él discurriendo para el hombre. Las que Vrtra había asediado con fuerza, a los pies de ellas la serpiente quedó desde entonces tendida. Se marchitó la fuerza de aquella de quien Vrtra era el hijo; Indra descargó sobre ella su arma mortífera; arriba estaba la madre, abajo estaba el hijo; el demonio-hembra yacía como una vaca con su ternero. En medio de las corrientes de aguas que nunca se detienen, el cuerpo de Vrtra yacía escondido; las aguas circulaban a través del escondite de Vrtra; en duradera tiniebla yacía aquel cuyo enemigo fue Indra. Las aguas que tenían por dueño al aborigen, que tenían por guardián a la serpiente habían quedado inmóviles, bloqueadas, como las vacas encerradas. El orificio de las aguas, que había sido obstruido, Indra lo descubrió cuando dio muerte a Vrtra...(11) Cuando tú naciste, ese día bebiste con deseo de este Soma, el jugo de la planta del Soma, que reside en la montaña; tu madre, la joven engendradora, lo derramó en la casa del gran padre en primer término. Acercándose a su madre pidió alimento; miró hacia el Soma concentrado como hacia una ubre; el dios rápido corrió ahuyentando a los otros; hizo grandes cosas este dios de múltiples rostros. Poderoso, que vence a los fuertes, de fuerza suprema, este dios se ha hecho un cuerpo según su propio deseo; Indra, habiendo superado por su naturaleza a Tvastar, arrebatándolo, bebió el Soma en las copas. Invoquemos a Indra el magnánimo para prosperar en este combate, al más viril, para la obtención del botín, dios que escucha, terrible, para la ayuda en los combates, destructor de los enemigos, ganador de los botines.(12) 3.- Hacia ti nos encaminamos, tú que eres nuestra meta día a día; oh jugo del Soma, en ti están puestas nuestras esperanzas. La hija del sol purifica el Soma que fluye en derredor mediante el filtro de pelos de oveja, ininterrumpidamente. Las diez tiernas mujeres lo toman(con los dedos) en la asamblea ritual, las diez hermanas en el punto extremo del cielo. Esas vírgenes lo hacen fluir, hacen resonar, soplando, la gaita. Hacen salir el licor triplemente protector. Las vacas, las vacas productoras de leche mediante la mezcla de leche ponen a punto a esa criatura, al Soma, para que Indra lo beba. Indra golpea a todos los enemigos en la embriaguez de este Soma, y éste héroe imparte su generosidad.(13) ... A ti dios rojizo, nosotros te endulzamos mezclándote con la leche de las vacas, para la embriaguez. Ábrenos las puertas para la riqueza. El Soma ha traspasado el filtro como el caballo vencedor traspasa la señal en la carrera. El jugo del Soma es el señor entre los dioses. Los amigos han cantado juntos al Soma que salta en la vasija de madera a través del filtro de pelos de oveja. Las plegarias han dirigido gritos de alegría al jugo del Soma.(14) ... El águila de vuelo seguro te ha traído. Para que todo ser humano pueda ver el sol, a este Soma, bien común, que atraviesa el espacio, guardián del orden, el ave lo ha traído. Cuando fue enviado hacia acá, obtuvo el poder supremo de Indra, el Soma que proporciona auxilio, el muy activo.(15) ... Tus fuerzas, oh Soma, surgen como el bramido de la ola del río.(16) ... Tus corrientes de incomparable abundancia avanzan con las lluvias del cielo para conseguir un botín que vale mil. Contemplando las amadas obras poéticas todas, el Soma se derrama, el corcel, blandiendo las armas. Purificado intensamente por los Ayus como un rey con vasallos, celoso custodio de la ley, se ha asentado, como un ave de presa, en las vasijas de madera. Todos los bienes del cielo y de la tierra, una vez purificado, oh jugo de Soma, confiérelos a nosotros.(17) El tiempo y los dioses. Entonces no había lo existente ni lo no existente; no había reino del cielo ni del aire. ¿Qué había dentro, y dónde? ¿A qué protegía? ¿Acaso había agua en esa insondable profundidad? No había muerte, no había algo inmortal, no había división entre el día y la noche. Ese algo, sin aliento, respiraba por su propia naturaleza; aparte de ese algo no había nada... ¿Quién lo sabe verdaderamente, quién puede afirmar de dónde nació y de dónde vino la creación? Los dioses son posteriores a la creación del mundo. ¿Quién sabe entonces de dónde el mundo procedió? El, origen de la creación, tal vez haya formado todo o tal vez no. El, cuyos ojos controlan al mundo, él verdaderamente lo sabe, o tal vez no lo sabe.(18) Pero los dioses y los hombres han sido creados y tienen su tiempo. Si, tienen su tiempo. Un día de los dioses es igual a un año de los mortales. Por tanto un año de los dioses es lo mismo que 360 años mortales. Ahora bien, existen cuatro Eras (Yugas) que forman una Gran Era (Mahayuga) de 12.000 años divinos, correspondiente a 4.320.000 años mortales. Así, mil de estas Grandes Eras (Kalpa) duran 4.320.000.000 años ordinarios o, simplemente, un día de Brahma. Pero al terminar su día, el dios descansa y, entonces, ocurre un colapso en el Universo. Mientras Brahma duerme sobre su gran serpiente, todo comienza a ser absorbido por él. Los mundos desorbitados chocan entre sí; toda tierra se licúa, todo líquido se evapora, todo vapor se convierte en energía y ésta energía cae dentro del poder de la noche de Brahma. Y cuando el dios despierta se abre su gran loto, la luz escapa y comienza un nuevo día. En ese día, se suceden 14 ritmos (Manvantaras) en los que son creados los dioses y los mundos; los peces; las aves; los insectos; los animales y los hombres. Alrededor de 71 series de Grandes Eras se suceden para cada uno de los 14 ritmos. Cada ritmo, entonces, comprende 852.000 años divinos o 306.790.000 años mortales, en los que la energía divina se va alejando de su centro. Así, la historia de la presente humanidad se encuentra en un ritmo y dentro de éste en una de las 71 series de Grandes Eras. Como cada Gran Era está dividida en 4 Eras desiguales, ocurre que en la primera (Krita Yuga) transcurren 4.800 años divinos o 1.728.000 años ordinarios; en la segunda (Treta Yuga) 3.600 o 1.296.000; en la tercera (Dvapara Yuga) 2.400 o 864.000, y en la cuarta (Kali Yuga) 1.200 o 432.000. Por consiguiente, el ser humano ha de tener en todo este ciclo, 4.320.000 años. Pero como ya se encuentra en la cuarta Era, desde su creación han debido transcurrir por lo menos 3.888.000 de sus años. Alejándose de la creación original todos los seres decaen y, por cierto, también el ser humano sigue esa tendencia. La Krita es esa Era en la que la justicia es eterna. En esa Era, la más excelente de las Yugas, todo ha sido ya hecho (Krita) y nada queda por hacer. Los deberes no se descuidan ni declina la moral. Después, con el paso del tiempo, esta Yuga cae en un estado inferior. En esa Era no había dioses; no había compras ni ventas, no había que hacer esfuerzo. El fruto de la tierra se obtenía por el mero deseo y prevalecían la justicia y el desapego al mundo. No existían enfermedades, ni involución de los órganos de los sentidos con el paso de los años; no existía la malicia, el llanto, el orgullo ni el engaño; ni tampoco disputas, odio, crueldad, miedo, aflicción, celos o envidia. De tal forma que el supremo Brahma era el recurso trascendente de estos seres perfectos. En esa época todos los humanos eran semejantes en el objeto de su fe y en el conocimiento. Solamente se usaba una fórmula (mantra) y un rito. Sólo había un Veda. Pero en la siguiente Era, en Treta Yuga, comenzaron los sacrificios. La justicia decreció en una cuarta parte. Los hombres se adhirieron a la verdad y estaban dedicados a una justa dependencia de las ceremonias. Prevalecieron los sacrificios, junto con las artes sagradas y una gran variedad de ritos. Se comenzó a actuar con fines tangibles, buscando recompensa por los ritos y donaciones y ya no preocuparon la austeridad y la simple generosidad. Más adelante, en la Dvapara Yuga, la justicia disminuyó dos cuartas partes. El Veda se cuadruplicó. Algunos estudiaron cuatro Vedas, otros tres, otros dos y otros ninguno en absoluto. Al dividirse de este modo las escrituras, las ceremonias se celebraron en forma muy diversa. Las gentes ocupadas en la práctica de austeridades y donativos se llenaron de pasión. Debido a la ignorancia del único Veda, los Vedas se multiplicaron. Y con la declinación del bien, sólo unos pocos permanecieron fieles a la verdad. Cuando el hombre se apartó del bien, en su caída se vio atacado por muchas enfermedades, deseos y calamidades causados por el destino, por lo que sufrieron diversas aflicciones y fueron motivados a practicar austeridades. Otros persiguieron los goces y la dicha celestial y ofrecieron sacrificios. Así, el hombre declinó por su iniquidad. Y en Kali Yuga, la justicia se conservó sólo en una cuarta parte. En esta era de oscuridad cesaron los ritos y los sacrificios. Prevalecieron diversas calamidades, enfermedades, fatigas y pecados como la ira. Cundieron la miseria, la ansiedad, el hambre y el miedo. Las prácticas generadas por la degradación de los Yugas frustraron los propósitos del hombre. Así es el Kali Yuga que viene existiendo desde hace algunos siglos.(19) Pero la pequeñez de la historia del hombre no tendría sentido si en él no estuviera Brahma. Porque, ¿qué son las 71 series de Mahayugas en las que se crea y se destruye el hombre sino uno solo de los 14 Manvantaras, y qué todos éstos sino un Kalpa, un sólo día de Brahma? En incontables reencarnaciones, la esencia humana se irá purificando. Retrocediendo y avanzando de acuerdo a sus acciones, irá preparando su vida siguiente respondiendo a la ley universal del Karma. Pero adentro de cada humano, en la profundidad más profunda está su Atman. Así, cuando el hombre llega al Atman se encuentra con que él es Brahma. Sin embargo, esta equivalencia desconcertante sólo será aclarada el día en que renunciando a la feliz Contemplación llegue a los hombres la compasión del liberado viviente, conocido por los siglos como el Iluminado.(20) Gloria a Brahma, que es el llamado por la palabra mística(Om) (21) asociada eternamente con el universo trino(tierra, cielo y paraíso) y que es uno con los cuatro Vedas. Gloria a Brahma que es considerado como la causa más grande y misteriosa del principio intelectual, sin límites de espacio o tiempo y exento de disminución o decaimiento... Brahma es invisible e imperecedero, variable en la forma, invariable en la sustancia; el principio primario, engendrado por sí mismo, de quien se dice que ilumina las cavernas del corazón y que es indivisible, radiante, no decadente y multiforme. Que siempre se adore a este Supremo Brahma! (22) Las formas de la belleza y el horror.(23) ¿Por qué los dioses habrían de conceder sus dones a la súplica de los insignificantes mortales? ¿Por qué tan grandes seres pueden interesarse en la marcha de los breves asuntos, en las reyertas y las penas, en las esperanzas y las devociones? ¿Es que tan enormes poderes están asignados a una pequeña región del insondable Universo; es que en cada punto en que brilla una estrella danzan otros dioses de los que jamás aquí se han conocido sus destinos? Sea como fuere, los dioses más cercanos andan entre nosotros y se transforman para que podamos verlos. También se encarnan en mortales y en sus mil avatares recorren la existencia. Los antiguos padres dijeron que gracias a las oblaciones y a nuestra recta acción los dioses aumentan su poder. Esto explica que a menudo de ellos recibamos favores y que una y otra vez tomen partido por una causa justa como retribución a la fuerza que les damos. Opuestamente, los oscuros demonios desean crecer alimentándose con la naturaleza torcida de las cosas y, creciendo, pretenden oscurecer al mismo cielo. Los grandes poderes ayudan también a lo pequeño, creado luminosamente, porque aún en lo pequeño está su propia esencia. No es extraño que una pócima, casi inapresable por el ojo, nos derrumbe si en ella está el veneno o nos levante si en ella está la curación; así ocurre con la pócima de las acciones humanas ofrecida a los bondadosos dioses. Pero alguna vez los ojos han podido ver, si es que tal cosa en verdad puede verse con los ojos del cuerpo, al gran dios del Todo. Así apareció ante Arjuna(24) en su forma augusta y suprema... Con multitud de ojos y bocas, con gran número de portentosos aspectos, con gran profusión de ornamentos divinos, y blandiendo numerosas armas refulgentes; ataviado con espléndidos collares y ostentosas vestiduras; perfumado con aromas |