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GRIEGOURANO E ![]() La mayoría de los griegos consideraban que Urano era un dios primordial (protogenos), y no le asignaban padres. Bajo la influencia de los filósofos, Cicerón afirma en De natura deorum que era descendiente de los antiguos dioses Éter y Hemera, el Aire y el Día. Según los himnos órficos, Urano era el hijo de la diosa de la noche, Nix. Su equivalente en la mitología romana era Caelus (de caelum, en latín ‘cielo’). Características físicas y cosmogónicasComo elemento físico, Urano era el límite superior del cosmos, una suerte de techo del mundo, sólido, concebido ya como broncíneo (χάλκεος, Ilíada v, 504; xvii, 425; Odisea v, 2), ya como férreo (σιδήρεος, Odisea xv, 329; xvii, 565). La mayoría de los especialistas piensan que el cielo era concebido como una bóveda,[3] aunque West, comentador de la Teogonía, señala que los domos son poco frecuentes después del periodo micénico, y cree que el cielo era pensado como plano y paralelo a la tierra, puesto que si tuviera forma de bóveda no se podría explicar la necesidad de que Atlas (v. Teogonía 517) mantuviera separada de ésta a una estructura semejante.[4] En la épica griega es frecuente la calificación de Urano como ἀστερόεντος, es decir, "estrellado".[4] En los poemas homéricos, οὐρανός (ouranós) es a veces un nombre alternativo del Olimpo como hogar colectivo de los dioses; como ocurre al final del libro I de la Ilíada, cuando Tetis surge del mar para suplicar con Zeus: «saliendo de entre las olas del mar, subió muy de mañana al gran cielo y al Olimpo, y halló al largovidente Cronión sentado aparte». Ὀλυμπους se usa casi siempre para ese hogar, pero οὐρανός alude a menudo al cielo natural sobre nosotros sin alusión alguna a que los dioses vivieran allí William Sale,[5] En la Teogonía de Hesíodo, Urano es engendrado por Gea, que lo alumbra "con sus mismas proporciones" (ἐγείνατο ἶσον ἑωυτῇ, Teogonía 126). Este acto de alumbramiento asexuado ha sido concebido como una versión cosmogónica del principio cosmológico de la separación del cielo y la tierra a partir de una masa indiferenciada, cuyo duplicado poético es el mito de la castración de Urano.[6] Urano es a la vez consorte de Gea (Teogonía 133), esta unión es motivo de frecuente aparición en mitos y rituales.[7] De ellos nacen un conjunto heterogéneo de divinidades, los Titanes, los Cíclopes y los Hecatonquiros (Teogonía 133-153). En el siglo VI, cuando existía una distinción entre Afrodita Urania (‘celestial’) y Afrodita Pandemos (‘de toda la gente’), οὐρανός significaba simplemente la esfera celeste. |